Los acordes insomnes de Bill Evans lo arrastraron a un torbellino de incredulidades, la botella de alcohol a medio tomar contribuia a su estado general de animo, solo la compania vacia de otros seres informes le acercaban a una realidad de humo de cigarrillos, charlas de politica, aƱoranzas extremas de la triste tierra que quedo alla pero que esta tan aca, tan cerca de uno.
No podia dejar de preguntarse, y sintio una nausea, una repentina y profunda nausea, se precipitaba lo tan temido?, quizas era temprano aun.
Solo le restaba descifrar la intrinseca realidad de los signos que le eran enviados de tanto en tanto.
Tomo con su mano derecha un opaco vaso que contenia cognac, era inevitable, el aroma de la fuerte bebida le recordaba largas noches de zaguan con papel y lapiz transcribiendo oscuros versos de adolescente, con Alfredo, sintiendo cada letra y rebelandose con cada particula de su incomodo cuerpo.
Bill Evans dio paso, luego de una breve pero intensa batalla entre los nostalgiosos contra los colonizados, a una telurica y rimbombante Mercedes Sosa, heroina por esos tiempos entre los alli presentes.
Se dio cuenta de lo ridiculo que se sentia alli, en medio de las miradas desnudantes e inquisitivas, como siempre que retornaba del Libano por un breve permiso, sentia la reprobacion, como si todas las maldades de la guerra se concentraran en la persona, por cierto breve, de C.
La musica acallaba los inevitables ataques que ya veia venir, C. concentro sus esfuerzos en verse retraido e inalcanzable, no queria la confrontacion, sobre todo sabiendo que la discusion le haria mal, que le arruinaria las pocas horas de "paz" que le habian dado.
La primera pedrada vino de parte de Dany, su pasado de preso politico en la lejana le daba un caracter muy peculiar, jamas podia estar quieto, media las habitaciones con cuatro pasos precisos de ida y cuatro de vuelta, en diagonal.
Fumaba los cigarrillos chupando con fuerza, la brasa estaba casi siempre roja.
C. no se dio por aludido, aunque estuvo tentado de arremeter a patadas a su interlocutor, solo una ultima reflexion le impidio tal definitiva respuesta.
Pero ya sin benignidad alguna Dany iba dando senales de un vasto descontento, queria respuestas, queria reacciones , queria ver al soldado brutal justificando su mas brutal teoria, sus ojillos tras los gruesos lentes brillaban de regocijo al verlo acorralado, y sin dudarlo ni un solo instante se entrego con deleite a perseguirlo, a maniatarlo, a socavar con sibilina elocuencia los maltrechos argumentos que C. exponia sin ganas.
La noche se nublo de alcohol, C. levanto su embotada cabeza y con esfuerzo dirigio su mirada a la puerta, que aparecia lejana e inalcanzable como un instante de paz en su azorada tarde.
La corta caminata hacia su casa le aclaro un poco la mente.
Recordo que un oficial le habia hablado del estrecho parentesco que unia al sufrimiento con el odio, y esto explicaba la ferocidad de los ataques de Dany y quizas explicaba muchas de las terribles cosas que a diario se cometian en esa guerra, que nos carcomian el alma y nos hacia dudar de todo. Que paradoja! recordo su antiguo discurso y sonrio con una sonrisa torva.
Se sintio traidor, se sintio miserable, pero sabia que no existia ninguna posibilidad, lo supo cuando tomo la desicion de enrolarse, aun contra el deseo de su padre, aun sabiendo el dolor que les causaria.
Cuando C. llego a la puerta de su pequena casa un sentimiento de desasosiego lo invadio
La soledad inmensa que crecia con el paso sutil de los acontecimientos le recordaba que llegado el momento estaria completamente solo y aislado.
La conviccion que crecia dentro de si lo aturdia, El amigo muerto lo obsesionaba cada vez mas, suspendido en el arido y cruel terreno de lo incierto y probable o por lo menos posible.
Lo peor era la inevitabilidad, lo peor era el silencio a que estaba condenado, so pena de que le consideraran desquiciado o simplemente una bromista de mal gusto.
Inquieto, se entrego al siempre temido reino de la inconciencia.
Un sueno lo asalto, inexplicable, violento, cruel, los lobos lo acosaban. sus desgarradas carnes se rehusaban a entregarse, luchaba con todas sus fuerzas, su ensangrentado machete destripaba lobos que no cesaban de venir, con sus rojas fauces, babeantes de odio y su mirada criminal. La nieve tenida de su sangre y la de sus enemigos formaba una sopa inmunda donde se hundia hasta las rodillas, solo frente a la manada, una mirada helada, el silencio solo roto por ocasionales aullidos...
Al despertar y extender un brazo, encontro junto a el una cadena y enlazado a su cuello un grillete de proporciones ridiculas, facilmente deslizo su cabeza por el inmenso aro y dirigio su mirada al techo, en lo alto, sobre el abside de un arco una gargola lo observaba, petrea pero viva.
recordo su sueno y el aullido de los lobos aun restallaba en sus oidos, el silencio, se pregunto hasta cuando y subitamente comenzo a gritar, hasta la desesperacion, derrochando las energias que le quedaban, su rugido apagose en un eco sideral que siguio su curso en unas profundidades inalcanzables...
Solo la sensacion del eco le dio la pauta de que sonaba un sueno, era irreal, todo el resto era creible, se pregunto cuando despertaria e hizo un esfuerzo...
El amanecer inminente y el chillar de los pajaros le parecieron terriblemente acogedores. Sintiendo cada hueso de su vapuleada humanidad se estiro en su cama, se levanto de un salto y se preparo cafe.