Wednesday, October 30, 2013

Retruécano del medio.

Son fachos irredentos cuya única posibilidad es parecerse a esa parodia, esa monstruosa y cincelada realidad que fueron los regímenes autoritarios de los años 20 y 30. Añoran el cerril mármol y las puertas para superhombres, de 4 metros, los techos inhumanos, los ecos de los pasos perdidos en pasillos larguísimos, donde minúsculos hombrecitos van de puntillas, con pilas de expedientes y se posternan ante un subsecretario de mirada torva y sello afilado. Son auténticos añoradores de esa geometría no euclidiana que diseña el poder en base al largo de un miembro que, aun no comprendieron, se yergue amenazante, sobre su patio trasero, y que necesita de genuflexión y de propia y desnuda necesidad. Son necesitados de mandoneos, de retruécanos sobre la realidad, de prolijos mapas que ni siquiera los inste a unir los puntos, sino con poderosas flechas que los impulsen, irresistibles, por las sendas de la sumisión. Un medio de comunicación es sólo eso, un medio, y mucho mas cuando ese medio fue funcional al establecimiento de las bases profundas de la realidad alambicada por dentro que traslada, por esas retortas y probetas de cristal ciertamente opaco, el gen de la mas imperativa y obligatoria de las razones: el poder. Se lo merecen, siempre se lo merecieron, y mas ahora, aplicado por poderosos de pacotilla, en retirada, en desgajamientos y desmoronamientos crediticios con las bases, con el desamor a flor de piel y la crisis a la vuelta de cualquier esquina, cruce Balvanera, cruce Merlo. Se lo merecen, por añares de sonsaques a fuer de extorsión y expectativa. Se lo merecen, porque no vayan a creer, esos pobres y minúsculos añoradores del mármol y la inhumanidad, de Ministerio y Subsecretaria, de Sindicato y Concejalia, que se vaya a poder cincelar la verdadera opinión de la gente desde el esperpento oficialista. Cualquier gil de cuarta, ni siquiera demasiado despierto, se da cuenta de que es una ilusión basada en la propia limitación cuántica que los atenaza, esa limitación que nace del terror y deseo de la sombra del erguido miembro que los mantiene en linea, y ellos felices.