Sunday, April 04, 2010

Antisemitismo Catolico


Decido publicar estas reflexiones hoy, Domingo de Semana Santa, empachado y ciertamente asqueado de programas milenaristas y escatológicos que desde Discovery y NatGeo lanzan asi, sin anestesia ni filtros, aun en este espacio acotado y ciertamente incomodo, porque intuyo un debate que se aproxima.
La derecha ultramontana Católica, que creímos mínimamente superada en el Concilio Vaticano II viene a exhibir sus instrumentos de tortura, como hacia exactamente la Inquisición. Para muchos, lo que voy a desarrollar ahora, aunque sea en forma sucinta, es extraño, es ajeno, o lo percibieron de alguna tia solterona y loca de tanto ir a misa, o porque concurrieron a alguna parroquia en la que el curita párroco pertenecía a otras épocas. El catolicismo reaccionario, siempre percibió al judío como “revolucionario”, primero porque no acepto al logos representado en el Verbo, y luego porque percibió que activamente se atacaba al logos, con la mera existencia y la simple negación. Esta ultraderecha católica explica que el Islam considera al logos, encarnado en Cristo al que algunos  doctrinarios llaman: “Logos” en referencia a las características distintivas de la cristiandad, revelación divina y razón. A fin de explicar diferencias, esta forma de Catolicismo, primero explica como el Islam considera al Logos. Debido a que el Islam cree que Dios puede, si así lo desea, contradecir a la razón, estos alegan que los musulmanes poseen una visión distorsionada de esta, pero ni odian ni rechazan al Logos per se.
Estos adalides del Catolicismo reaccionario dicen que el ataque a Cristo por parte del judaísmo, que se manifiesta no en forma de invasión desde afuera, como el caso del Islam, el cual ha buscado extender su fe mediante la conquista militar, sino por la amenaza de la subversión por dentro, también llamada revolución. Si los musulmanes son alogos, debido a la manera imperfecta en que Mahoma entendió las tradiciones monoteístas apenas absorbidas desde su posición en los confines de una civilización greco-romana ya desmembrada, entonces los judíos son antilogos, en el sentido en que rechazan a Cristo totalmente. El Islam no rechazó a Cristo, sino que no entendió a Cristo, como lo manifiesta su rechazo tanto a la Trinidad como a la Encarnación, e intentó enmascarar sus errores honrando a Jesús como un profeta. La situación de los judíos es completamente diferente.
Sigo el razonamiento de la reacción: Los judíos fueron el pueblo elegido de Dios. Cuando Jesús se presentó como el Mesías por tanto tiempo esperado, los judíos, quienes como todos los hombres, fueron agraciados por Dios con la libertad, tuvieron que tomar una decisión. Podían aceptar o rechazar a Cristo, quien era la encarnación física del Logos de acuerdo a la creencia cristiana… Cuando los judíos rechazaron a Cristo, rechazaron al Logos, y cuando rechazaron al Logos, el cual incluye dentro de si mismo los principios de orden social, se volvieron revolucionarios.
Palabra tétrica, para un reaccionario, la revolución.
No tardo en aparecer la definición  de que “judío” es aquel cuya creencia básica es el rechazo a Jesucristo. No se trata de un rechazo y nada más, sino un rechazo con un componente de “odio al Cristo”.  Así es definido en las sectas Católicas reaccionarias. Es una definición por la negativa.
Y observen, que esto tendrá consecuencias muy poderosas en la intuición de quien esta “detrás” de los eventos revolucionarios que afectan la cosmovisión de este grupo. Esta cosmovisión era dominante hasta hace muy, muy poco y sigue imbuida en el inconsciente colectivo de muchos que abominan de las visiones reaccionarias que propenden.
Hillaire Belloc, un historiador católico, antisemita a la antigua usanza, menciona: “ahora es imposible escribir sobre los judíos sin exponerse al cargo de antisemitismo.” Esta línea de pensamiento se enrola en que debemos aceptar que quienes dicen que su uso es determinado por la ventaja política de aquellos que la usan. Entonces, es permisible en algunos círculos generalizar cuando los judíos son victimas de algún ataque, pero cualquier referencia a judíos como perpetradores de algún ataque es, nuevamente ipso facto evidencia de antisemitismo y también un signo de una manía conspiradora.  Esta circunstancia esta cambiando, para gozo y tranquilidad de muchos.
En cierto modo, la reacción Católica, que remonta siglos de dogma demonizador  toma la posta donde San Lucas la dejó, en Las Actas de los Apóstoles, añadiendo veinte siglos de “evidencias” mostrando como los judíos en general no solo se opusieron al Logos y al avance de los Evangelios sino también buscaron reemplazarlo con su propio evangelio, sea mediante las acciones de Juliano el Apostata, el judaísmo iluminista de Moses Hess o el psicoanálisis de Sigmund Freud.
Este dogma nos permite ver porque, aun en el siglo 21, hay clérigos que dicen que luego de casi tres décadas de lidiar con los judíos, San Pablo se resignó a decir en I Tes. 2:14-16: “los judíos, quienes mataron al Señor Jesús y a los profetas y nos persiguieron; no son del agrado de Dios, y se oponen a todos los hombres, tratando de prevenir que hablemos con los gentiles para que se salven, así constantemente colmando la medida de sus pecados. Pero la ira de Dios ha finalmente comenzado a caer sobre ellos”.
Desagradar a Dios y “oponerse a todos los hombres” es la marca de la revolución.
Una de las armas favoritas de los antisemitas de esta raigambre y de otras, es acudir al uso de fuentes judías para confirmar sus afirmaciones y conclusiones, y aquí no hay excepciones. Han citado al rabino Louis Israel Newman quien “remarca como los judíos han consistentemente apoyado los movimientos revolucionarios a través de la historia. Fueron judíos los que se unieron a los herejes durante la crisis de los albigenses, la revolución Husita, la reforma protestante, y el nacimiento de la Inglaterra moderna. También se unieron con los revolucionarios durante el Iluminismo, la revolución rusa, y el movimiento de los derechos civiles en los EEUU. También observamos el conflicto entre la Iglesia y el judaísmo durante el nacimiento de la inquisición española, el desarrollo del imperio polaco, y la rebelión de Chmielnicki que marco el comienzo de la debacle de dicho imperio. Finalmente vemos la presencia judía en el surgimiento del imperio norteamericano” .
Sin embargo, y a raíz de que el antisemitismo ya no goza de la misma prensa que antaño, estos reaccionarios son cuidadosos en recordarnos que no todos son parte del encono revolucionario.
“¿Significa que todo judío es una mala persona?”, dicen sus mas encumbrados pensadores. “ No, de ninguna manera”, agregan y aclaran: “Los lideres judíos controlan la ‘Sinagoga de Satanás,’ que a su vez controla el grupo étnico al cual pertenecen los judíos. Nadie tiene control sobre las circunstancias en las que nace. Esta es la razón por la cual el antisemitismo, si por ese término entendemos el odio a los judíos debido a características raciales inmutables e indelebles, está mal. Esta es una ultima vuelta de tuerca del tema…el antisemitismo de esta índole “esta mal”…el religioso, “esta bien”. Es decir que, a lo largo de sus vidas, los judíos terminan dándose cuenta que pertenecen a un grupo étnico como cualquier otro. A pesar de la propaganda de superioridad racial que el Talmud busca inculcarles, muchos judíos se dan cuenta que un espíritu particularmente maligno se ha apoderado del corazón de su grupo étnico. Una vez que son conscientes de la magnitud de tal desgracia, los judíos se enfrentan ante un dilema. Dependiendo de la disposición de cada uno, algo que solo Dios puede juzgar, se vuelcan con fervor a favor o en contra de este espíritu maligno – completamente como San Pablo, Nicholas Donin, Joseph Pfefferkorn y muchos otros judíos – o incipientemente como aquellos judíos que rechazan conscientemente ser cómplices de algo que saben es moralmente injustificable, sea el aborto o la evicción de palestinos de sus tierras ancestrales”.
 En soporte de esta deplorable inferencia, suelen citar al psicólogo Kevin MacDonald quien ha sugerido el siguiente enfoque: un movimiento judío es un movimiento dominado por judíos ‘sin implicar que todos o la mayoría de los judíos sean parte en estos movimientos, y con restricciones a cerca de que son exactamente dichos movimientos’.
La propia autoridad Papal y desde muy temprano, abona la tesis de que los Judios corrompen la fe:  El Papa Gregorio Magno en el siglo sexto, saco una directiva conocida como Sicut Iudeis non, la cual simplemente sostiene que “nadie tiene le derecho de dañar a los judíos o interrumpir sus practicas religiosas, pero los judíos al mismo tiempo, no tienen derecho de corromper la fe y la moral cristiana o subvertir a las sociedades cristianas.”
Desafortunadamente,  para los grupos ultracatolicos, es la segunda parte de la directiva la que ha sido sistemáticamente transgredida en los últimos dos milenios. Y dedican ingentes esfuerzos, virales, por supuesto, a mostrar cuan dramática y totalmente los judíos en su conjunto han trastocado la fe y la moral cristiana, y contrarrestar los cargos de ciertos judíos como Daniel Goldhagen quien escribe: “por siglos la Iglesia Católica… ha sido esencialmente antisemita, tanto en sus doctrinas, como en su teología y su liturgia”.

Los lectores cuidadosos de la Biblia, coincidirán conmigo que el ultimo Evangelio, el de San Juan es el mas virulento para con los judíos.  San Juan se refirió a los judíos de su tiempo, dos veces, como la “Sinagoga de Satanás”.
Es importante mencionar que la reaccion recuerda perfectamente los fútiles esfuerzos de Juliano el Apóstata para reconstruir el templo judío en el siglo cuarto y la coincidencia de este fiasco con el surgimiento de la herejía arriana que negaba la divinidad de Cristo; incluyendo las cruzadas a partir del siglo XI para retomar Jerusalén de manos musulmanas; todo contribuye a establecer que  existe una lucha “entre pares” entre la iglesia y los judíos que han continuado hasta el día de hoy.  Es un lugar común establecer cuan prominentes y cuan divisivos los judíos han sido a lo largo de los últimos dos mil años.
Si intentamos comprender lo que esta pasando últimamente, a la luz de la reivindicación papal al Lefebrismo, creo que nos están diciendo que “ya es tiempo de desactivar el epíteto de antisemita y educar a nuestros hijos en la verdad, a fin de sostener nuestra fe y la devoción a Dios y a la Iglesia Católica”… “La tentación de buscar el cielo en la tierra siempre fue judaizante…” Acusacion de lesa deidad, pues al Cesar lo que es del Cesar.
 Lo que distinguía abruptamente a los judíos de otros pueblos era su actitud hacia la historia y en particular hacia su propio papel en la historia. ‘Precisamente porque estaban totalmente convencidos de ser el Pueblo Elegido,’ dice Cohn, ‘los judíos tendieron a reaccionar frente al peligro, la opresión y el sufrimiento con fantasías de un triunfo total y prosperidad ilimitada, la cual dios, gracias a su omnipotencia, les concedería a sus elegidos al final de los tiempos.’… Mediante sus sufrimientos, el pueblo judío liberaría a toda la humanidad. La transpolacion cristiana es inconfundible. Moisés Hess llevaría este razonamiento a su lógica conclusión en el siglo XIX, sosteniendo que el pueblo judío se había convertido en su propio Mesías…
Sostienen estos fundamentalistas de cuño católico que el reino milenario que será ‘la culminación de la historia’ y que ‘no tendrá sucesores’, encontró numerosos adherentes, desde Karl Marx hasta el neoconservador Francis Fukuyama, cuyo libro El Fin de la Historia anunció el milenio neoconservador luego de que fallara el milenio de Marx”…Es esta mentalidad de “pueblo elegido”, exaltada, engrandecida, y renovada por el Talmud, el Zohar, Mendelssohn, Hess, Marx, e inclusiva la gematria o numerología hebrea, que persiste en la mente judía y es la fuerza que sostiene su postura “revolucionaria”.  De acuerdo los intelectuales de la reacción Católica, para que la revolución funcionara a su favor, los judíos tenían que fomentar su propia rebelión, o copar alguna rebelión de los gentiles para sacar provecho de cuanto pudieran. Siempre, sin embargo, el objetivo último estaba puesto en la Iglesia Católica. En esta línea recuerdan la revolución en Bohemia en 1412 cuando “los judíos se estaban convirtiendo en número jamás vistos antes en España, y los que no se convertían buscaban nerviosamente algún otro país donde vivir. Y Bohemia, la joya de la cultura monástica y católica de Europa Central, estaba al borde de la primera revolución total en suelo europeo”; al igual que la reforma protestante y la consecuente revolución de los campesinos en la década del 1520, de la cual “’está mas allá de cualquier duda,’ explican, citando a un historiador judío, ‘que los primeros lideres de las sectas protestantes eran llamados semi-judaei’, o mitad-judíos, en todos los rincones de Europa, que hombres de ascendencia judía eran prominentes entre ellos, como lo habían sido entre los gnósticos, y luego lo serian entre los comunistas’. Luego de esto, toda rebelión protestante, anabaptista, la anglicana, y la masonería, aparece mostrando como el elemento judío estuvo envuelto en cada una de ellas, y como los judíos sacaron provecho, literal y figurativamente, al provocar luchas intestinas – estrategia que continua hasta día de hoy….
La revolución de 1848, la Comuna, es el pico que citan como el elemento judaizante revolucionario y disolvente. Siempre luego del iluminismo que alcanzó su pico en 1783. Citan a Haberer, “la continuidad en el comportamiento radical judío se puede trazar al iluminismo en general y Mendelssohn en particular. Haberer sostiene que Mendelssohn es la fuente ultima de nihilismo judío…”.
También se ocupan de rastrear al Sionismo, y a nadie escapa que el papado siempre ha mantenido relaciones ambiguas o incluso conflictivas, con Israel. Ubican en 1862 el origen de tal aberración, con la publicación de Moisés Hess Rom und Jerusalem. Con los Estados Pontificios en caída e Italia nacionalizándose, Hess vio que “con la liberación de la ciudad eterna sobre el Tiber, comienza la emancipación de la ciudad eterna sobre el monte Moriah”. “En Rusia, grupos judaizantes se desenvuelven con absoluta soltura”,   Básicamente, el evangelio judío fue sembrado mediante la revolución, dicen. Y agregan: “como Moisés Hess predijo en Rom und Jerusalem, los judíos se volvieron revolucionarios  luego de diez años de la llegada del iluminismo a Rusia… ‘sus integrantes,’ Isaiah Berlin escribió, refiriéndose a la nueva intelligentsia rusa-judía, ‘se consideraban como miembros de una orden, casi un sacerdocio secular, volcado a desparramar una especifica actitud frente a la vida, algo así como un evangelio.’ Una vez que las ideas del iluminismo encontraron grietas en la corteza ortodoxa alrededor de los shtetl, los judíos vieron su participación en la revolución como ordenada por Dios. La revolución era el trabajo del pueblo elegido”.
Asi es percibida la revolución Rusa y hay mas…
Dijo Bauer: “si los judíos desean ser libres no deberían aceptar el cristianismo, como tal, sino el cristianismo en disolución, la religión en disolución; es decir, el iluminismo, la critica y su producto, una humanidad libre,” Marx en su libro La Cuestión Judía, no tiene empacho en afirmar que “’la base probada del judaísmo’ es ‘la necesidad practica y el interés propio’; que ‘el culto global del judío’ es ‘el lucro,’ y que ‘su dios mundano’ es el dinero”, remarcando que, en este momento de la historia, “el judío se ha emancipado a si mismo al modo judío, no solo mediante la adquisición del poder del dinero, sino también porque el dinero se ha convertido, por y gracias al judío, en el poder mundial, y el espíritu practico judío, ha devenido el espíritu practico de las naciones cristianas. Los judíos se han emancipado en el sentido que los cristianos se han vuelto judíos” .
Asi, para la derecha Catolica, el marxismo, que es casi funcional al antisemitismo de las derechas recalcitrantes y fundamenta el antisemitismo de la extrema izquierda, pasa a ser “Judío”,  y la salvación, en otras palabras aun viene de los judíos, pero ahora se trata de otro tipo de salvación – la utopía socialista – que viene de una clase diferente de judío, el terrorista revolucionario subversivo… El Zar era simplemente la ultima versión del Faraón”. Esta mentalidad condujo al otro ingrediente clave en toda revolución – el asesinato – y hubo muchos ejemplos de cherem(la maldición que les aplicaban a sus enemigos) y temas mesiánicos en el Antiguo Testamento, a los cuales el judío oportunista pudo apelar para decretar un baño de sangre y el final de un reinado de cinco siglos de la dinastía Romanov, con el Manifiesto Comunista de Kart Marx en 1848 como guía. El bolchevismo, que la derecha católica no tiene dudas que fue principalmente un movimiento judío cuyo objetivo era la destrucción de la religión a nivel mundial y la deposición de la civilización cristian y del cual inclusive la publicación American Hebrew dijo que fue “el producto del pensamiento judío, el descontento judío y el esfuerzo judío de reconstruir”, había sido apoyado por los conocidos banqueros judíos Rothschild y Schiff . El mismo razonamiento aplican a lo que comenzó a suceder en Alemania. Ya en 1918 “los judíos llenaron el vacío luego del colapso del Reich copando ‘las mas altas posiciones de autoridad’ en la Republica de Weimar… que paso a ser conocida como la ‘Judenrepublik’… redefiniendo la cultura alemana de manera tal que la mayoría de los alemanes encontró repugnante” . Uno de ellos, Eugene Levine, atacó a Eugenio Pacelli, quien era por entonces un diplomático del Vaticano en Alemania y luego se convirtió en Pío XII” al decir de un intelectual de esa vertiente de pensamiento. 
La afirmación acerca de la “culpa judía” del antisemitismo, una variante mas sofisticada del ”algo habran hecho”, la reaccion Catolica explica con todas las letras: “Los pogroms en Rusia en la década de 1880 luego del asesinato del Zar no tuvieron nada que ver con la percepción que los judíos estaban a la vanguardia del terrorismo revolucionario. Y el espectro del bolchevismo que persiguió a Europa durante los años 20 no tuvo nada que ver con el ascenso de Hitler al poder, porque nada causa el antisemitismo. Simplemente existe. Sin embargo la historia nos dice algo diferente” . “el bolchevismo fue “un instrumento judío para dominar el mundo” . Los campos de concentración, sostienen estos desquiciados, fueron la invención de judíos soviéticos, no de Hitler. Millones de cristianos, musulmanes y oponentes políticos del bolchevismo fueron asesinados en el Gulag mucho antes que existiera Auschwitz. De hecho, asumen que la causa principal de la subida de Hitler al poder – la amenaza que vio venir del liderazgo judío en la Rusia comunista. Escriben, “Hitler llegó al poder porque convenció a una importante porción del pueblo alemán que judíos y bolcheviques eran una y la misma cosa. El nacional-socialismo fue una reacción contra el judeocomunismo”.
Esta asociación entre comunismo y judaísmo, es usado por la extrema derecha para “desracializar” el nazismo, y convertirlo en liso y llano anticomunismo. Una aberración que el propio Norberto Ceresole, ideólogo de la derecha Catolica que fue la semilla fundadora de Montoneros, asumió como propia y se la paso a Chavez.
Como evidencia, de que el anticomunismo era mas fuerte que el racismo, von Bieberstein cita a Hitler diciendo ‘‘Lieber sind mir 100 Neger im Saal, als ein Jude.’ ‘Mejor cien negros en el salón que un judío.’ En su diario personal del 10 de febrero de 1937, Hans Frank escribió ‘confieso mi creencia en Alemania… que es en verdad la herramienta de Dios para exterminar el mal. Estamos peleando en nombre de Dios contra los judíos y su bolchevismo. Dios nos protege.’…  El teórico nazi Alfred Rosenberg dijo: ‘el bolchevismo es en esencia la forma judía de revolución mundial… no existe algo así como bolchevismo sin judíos’
            Sin embargo, para ellos, Hitler no fue el único en reconocer la “conexión judía”.  El periódico católico La Civiltà Cattolica, que publicó el artículo “La revolución mundial y los judíos,” informó que el comunismo era “la perversión de una fantasía semítica” que venia “de la raza judía” . De hecho, muchos dignatarios católicos entendieron que el comunismo era una herramienta muy efectiva de los judíos para demoler la Iglesia Católica. Los obispos emitieron una carta pastoral en 1920 declarando que “el verdadero objetivo del bolchevismo es la conquista del mundo. La raza de la cual provienen los lideres bolcheviques… está dedicada a subyugar a las naciones… especialmente porque dichos lideres (los judíos) tienen en su sangre un odio tradicional hacia el cristianismo”. El Padre Erich Pryzwara, SJ, en su libro de 1926 Judentum und Christentum, citando a Martin Buber y a otros pensadores judíos, ubica las fuentes de esta ideología en “las raíces del judaísmo mesiánico,” concluyendo que “el judío ‘está impulsado a convertirse en un incansable revolucionario del mundo cristiano debido a una necesidad interna, está inducido a su tenaz activismo por sus profundas convicciones religiosas, es en verdad el inagotable Ahasver’”

Una de las dimensiones más demenciales y al mismo tiempo de las mas recogidas por los extremistas de todas las ideologías es la atribución de la caída de la influencia de la Iglesia Católica a manos de ideólogos judíos, especialmente en los EEUU. Primero en el programa estaba el esfuerzo para incrementar la ya amplia “separación entre iglesia y estado”  mucho mas allá de los limites que los creadores de la constitución tenían en mente. Mediante los esfuerzos conjuntos de la alianza “WASP-judía”, el objetivo era impedir que los EEUU se transformen en un “país católico,” y mientras más grande la separación entre iglesia y estado, más exitosa seria esta campaña. La estrategia era astuta. En lugar de que los judíos “se mantuvieran aparte como un grupo diferente, sería mejor americanizar y asimilar lo mas rápido posible e insistir en que el gobierno no debe apoyar la religión de ninguna manera,” escribió Elliott Abrams, miembro de la administración de Reagan, considerado sionista. Esto, siempre según la afiebrada mente de los teóricos Preconciliares,  no solo aisló a la Iglesia Católica, sino que “fue equivalente a sumergir a los EEUU en el judaísmo.  Según Ellos, los EEUU fueron redefinidos en términos judíos, y la corte capituló a las redefiniciones talmúdicas de la ley norteamericana durante el apogeo del activismo judicial norteamericano.

Durante el Concilio del Vaticano II, Leon de Poncins, un reaccionario de fuste, vio el problema, y emitió un documento a los 2300 obispos allí reunidos con su escrito Le Problème Juif face au Concile (El problema judío frente al Concilio). Poncins, usando “textos de autores judíos,” presentó documentación exponiendo la subversión y los subterfugios que los ideólogos judíos estaban usando para influenciar el Concilio, que el Papa Pablo VI vetó la versión original de Nostra Aetate, y ésta existe hoy en día en una versión muy modificada (sin embargo, aun así, ha sido consistentemente usada como “’un arma para destruir el tradicionalismo católico’. Poncins escribio que la afirmación de Jules Isaac que “los judíos son ‘el pueblo del Antiguo Testamento’  al mostrar que buscan no un Mesías, sino ‘un reino terrenal en el cual ellos controlarán la vida social, económica y política de las naciones… el Judaísmo busca imponerse como el único estándar y reducir el mundo a valores judíos” …escriben también:”Desde la perspectiva judía, el concilio del Vaticano fue simplemente una oportunidad mas en el objetivo revolucionario de ‘rectificar al cristianismo,’ que incluía, de acuerdo a Jehouda, ‘el renacimiento, la reforma, y la revolución de 1789.’ Como el rabino Louis Israel Newman, Jehouda apoyaba todos los movimientos revolucionarios de la historia desde la reforma protestante en adelante. El levantamiento comenzó con Reuchlin, quien ‘sacudió la conciencia cristiana al sugerir ya en 1494, que no había nada mas alto que la sabiduría hebrea.’ Al promover la cabala, ‘Reuchlin trataba de retornar a las fuentes judías,’ las cuales liberarían ‘el nuevo espíritu que revolucionaria toda Europa’ y tomaría cuerpo en las revoluciones de Francia y Rusia. La revolución francesa, de acuerdo a Jehouda, ‘continua poderosamente, a través de la influencia del comunismo ruso, a descristianizar el mundo cristiano”.

Y aca me detengo, porque podría seguir, con el análisis que hacen los fundamentalistas católicos acerca del rol de los judíos en la industria porno, en las conductas sexuales desviadas, en la homosexualidad, sexo prematrimonial, aborto… El avance del aborto y la pornografía, dicen, no vienen de la nada y atribuyen los males a perversiones sociales, como la inseminación artificial, madres substitutas, anticoncepción, masturbación, pedofilia, embarazos adolescentes, divorcio, adulterio, esposas golpeadas, incesto, bestialidad, homosexualidad, lesbianismo, investigaron de células madre embrionarias, enfermedades de transmisión sexual, etc. Esto es el resultado de muchos factores, desde Sigmund Freud y su objetivo de liberar el deseo sexual, a Benjamín Spock (quien fue educado en una institución pediátrica judía y su única hija se suicidó; y quien fue inmortalizado en Viaje a las Estrellas con el personaje del mismo nombre). Las reglas católicas, en contraste, son muy simples, y si se siguen con precisión, conducen a una vida plena y feliz: el matrimonio es la alegría de procrear hijos para Dios, y el sexo fuera del matrimonio esta prohibido, sin excepciones.
En fin, queda claro que se trata de Catolicismo Preconciliar, que arraiga en minorías, pero mantiene una sorda influencia en las jerarquías eclesiásticas y el acceso de ellas a la política.  


Y esa línea de pensamiento, mis amigos, existe y fue mayoría hasta no hace mucho tiempo en el Catolicismo. Es mas, quien encabeza hoy la Iglesia Catolica, al contrario de su predecesor, sostiene la vuelta a las formas mas reaccionarias de culto. Solo una poderosa fuerza se lo esta impidiendo: el caracter humano, quizas demasiado humano y por ello venal y prostibulario de las huestes de su ejercito evangelizador y la imposibilidad social de echar tierra sobre los asuntos turbios, los de ahora o a los que la memoria alcance, porque aunque querramos olvidar, no es posible.