Thursday, December 17, 2009

El cafe se me enfrio y el pescado sin vender.

Abro los diarios, todos, incluso P12, el cafe humea despacito, aunque la espumita no deja que se escape demasiado y el gustito se le queda adentro. El tamaño siempre incomodo de La Nación, los editoriales con sabor "protoinstitucional", el bronce hecho papel, aunque no merezca ni el latón. El papel siempre áspero del Clarín, cómodo pero algo siniestro, sabe uno, que lee diarios desde los 8, para consternación de los maestros menos uno, Oscar Steinberg. Que es algún viento extraño el que insufla las velas de ese buque escorado hace mucho y que navega, fantasmal, bajo el timón de un Capitán con la garganta cortada y que se comunica mediante papelitos, a dos aguas, la del interés propio y la del gobernante de turno a principio de su cadencia. Ámbito travestido, vendido y desguazado, tanto que no sirve ni para tapar con sus hojas cortas, el cadáver de Ramos, bautizador oficial del Monopolio, dador involuntario de letra al matrimonio gobernante. Critica se debate en su debate, colores en el viento, un Maëlstromm ideológico que no define para que lado gira. Pero no logra tragarse la balsa decrepita y mediohundida que se hace llamar oficialismo. Perfil es poquito, solo los findes, sus mazazos se diluyen en el agua somera de la semana.
El café se me enfrió, los dedos medio negros de pasar las páginas de los diarios se parece a mi ánimo.

Un gobierno minoritario, que no atina a nada, una oposición aun dispersa y con pronóstico reservado. El respirador esta obstruido con misticismos, liderazgos supuestos, ansiedades varias de figuración e imágenes de billeteras rebosantes que aun pasan de largo...

No comprendo a los intelectuales que defienden este gobierno corrupto, inepto y francamente desastroso. Lo cual no quiere decir que automáticamente deban adscribir alguna de las propuestas opositoras, sino simplemente desatarse la venda, mirar la realidad de frente y desatarse el turbante de veinte vueltas que tienen en los ojos, como algunos que creen, en un delirio incomprensible, que este gobierno es de izquierda...yo me pregunto...en serio piensan que este gobierno es de izquierda?? Este gobierno es reaccionario, bonapartista, cleptómano y en retirada...

Suena el celular, es M. un amigo que esta como loco, es de la barra brava de River y viene cada dos días al estudio para traer "negocios"...todos relacionados con corruptelas de la segunda línea. Esa que durante la presidencia de kirchner aplacó su natural inclinación a usar esas pequeñísimas parcelas de poder que les permite su puestecito, generando la impresión de que la corrupción era un fenómeno noventista, neoliberal y menemista, nada más. Pero que ahora, asustados por la perspectiva de los dos últimos años de gobierno, el malhumor social, la exhibición obscena de riqueza de los kirchner y sus ministros, la exhibición obscena de monstruosa acumulación de riqueza en manos de diez, como mucho veinte empresarios afines o sospechados de ser lisos y llanos testas...se lanzan a una campaña increíble de llenado del monedero, sea con inspecciones truchas, compradas, sea con peajes y permisos, sea con mentiras y amenazas...

Es la afip, en sus más bajos agentes, es la aduana, en sus vistas más humildes, es el ministerio, en las subsecretarias mas entreveradas con lo cotidiano, que te tiene que visar el tramite, es la trincherita desde la cual hoy la corrupción brota, al decir de mi amigo: "de las paredes"...

El reportaje que le hacen a Ocaña en Noticias es muy en consonancia con lo que opino yo, un Kirchner destructor, una Cristina impotente, amedrentada, incapaz de lidiar con lo cotidiano. Y por eso le delego al marido el día a día. Como de eso ya no se vuelve, sea por perdida de sustentación en el congreso o en la calle, hay que mirar para otro lado.

No sé donde va a mirar la sociedad dentro de dos años, lo que es seguro es que no a los Kirchner. La brecha se amplía con cada cambio de vestido, la brecha se amplía aun con las buenas medidas, como la asignación universal por hijo, no importa lo que hagan, va a ser percibido como malo.
Sostengo, y sin mucho riesgo a equivocarme, que la mejor y quizás única medida buena de este gobierno, fue la actual Corte Suprema de Justicia de la Nación. De ahí vendrá el equilibrio que la sociedad busca desesperadamente, en su gran mayoría.