Wednesday, August 11, 2021

Mal de Tiempo

El mal argentum, el mal del sauce y del ceibo, el mal del Estado Sacrosanelefantiasico y, por encima de todas las cosas, el que resuelve todo, un Baal hambriento, un Moloch sediento de sangre, el Estado, asi, surgido de la catacumba intelectual de no se quien exactamente, porque peron no nacio de un huevo, o se genero espontáneamente, vino como anillo a la garra de otras ideologias que pugnaban por llevar esa argentina que tenia ganas a una argentina que se miraba, embobada, el ombligo, el aljibe, el pozo ciego, la cloaca. Ni el aluvion migratorio, ni el zoologico, nada explica, con justeza, el fracaso y la implosion. Pero si leemos, digamos, unos diez o quince libritos de, ponele, Sarmiento, Martinez Estrada, Sebreli, Sabato, Jauretche, ponele algo de peron, y algun otro que se me escapa, y vamos a poder entender porque nos fuimos al carajo. No porque tuvieran razon los autores que mencione, sino porque describen, proponen o divagan, sobre un pais que fue formateado sobre dos ejes, desparejos, anacronicos e inclinados, inevitablemente, hacia abajo, al abismo de la irrelevancia y el fracaso. La envidia y la alergia al mérito. La envidia en todas sus manifestaciones, sea a la riqueza, a la inteligencia, a la creatividad. La alergia al mérito, el odio al “traga”, la pierna mas que fuerte al buen jugador, la exaltacion de la mediania y la increible percepcion de que cualquier progreso es producto del robo, de la expoliacion o de la simple suerte, el culo. Por lo tanto inmerecido. Argentina es una excrecencia surgida de la casi nada misma. Salvo en los extremos fisicos del pais, las culturas indigenas no sirvieron de anclaje ilusorio e hipócrita a un pasado mitico que le diera una sustancia al supuesto crisol de razas. Ese monumental crimen antropológico y social, donde se obliteran las diversidades reales y se obtiene esa masa gris, amorfa y sin características. Solo sobrevivimos a estos dos ejes, la envidia y la alergia al merito, porque somos profundamente hipocritas, por suerte. Mutamos mágicamente y dejamos de envidiar al obtener un moderado y sano exito, y miramos nuestro merito como sancto y merecido, valga la redundancia. La hipocresia que mantiene vivo a este pais es lo que, a la larga, tambien lo va a matar. El Mal del sauce, el mal del ceibo, el Mal.