Sunday, November 11, 2012

Idiolectos en monologo, o sea, nada.


Un monologo, proferido desde un atril descuajeringado, desgranado en una profusión de trompitas, de movimientos espasmódicos de un pelo cuidadosamente escenificado, de impostación de voz grave, quiere ser autoridad y suena autoritaria. Una negación indefectible, actuada en simbólica apariencia de confusión, solo muestra el silencio interior de quienes hoy dirigen este, nuestro, barquito de papel mache, cartón corrugado, arrugado, mojado, inundado, interpelado y sumido en una danza orgiástica en la exacta bisectriz de las existencias de unos, y los otros. Danza impiadosa en el filo de una navaja mentirosa. Falsa.

Thursday, August 23, 2012

Serie: Homenaje a los amigos.

N. mas conocido como F.



Es una persona poderosa, a primera vista, el cuerpo a que esta sometido parece exorbitante, desgarbado y algo fané. Luego de experimentado algún breve pero fecundo dialogo, entendemos que no lo es, y que el gigantesco filo de su humor, que no se encariña con sobresaltos o afirmaciones irreparables, tiene esta vez, casi enteramente, una profundidad salvadora.

El género foril le permitía ese ida y vuelta zumbón, esa salida sutil de la melancolía que la inteligencia depara en el chacoteo a la distancia, siempre de la mano al salvavidas de la edición, del monigotito contradictorio o a la simple, lisa y llana astucia de confiar en la inteligencia del otro. Nada menos.
Su morada no es el humor, sino ese altillo donde la realidad parece menos dolorosa. Su morada no es el cínico desguace del tonteo ajeno, aun cuando no ha resistido ventear sus petardeces indigestas que, a fuer de civilizado se ha tenido que tragar. Lo se. Me consta. No sólo sapos, sino escuerzos mediatizados por una pantalla brillosa que nos devuelve más que imágenes volátiles y muy angeladas de quienes se esconden en las ranuras sulfurosas de la realidad del teclado.  
Algo dado a la fantasía y poco testarudo, es naturalmente creativo y criticón, y aun cuando siente que no sabe exactamente donde pararse sin hesitar, un increíble sentido de lo correcto lo acomoda en la realidad y baila un rap colecticio del malambo y la filigrana tanguera, macerado en la lógica de la sincopa, que aventa el odio que nos termina partiendo, hoy a todos, o casi, en pedazos, del afecto y el amor del amigo disidente.
Es en la calle, y la vereda beige y el sol tibio de septiembre, en una calle semidesierta de Liniers, en la que seguramente, sin dudas, dos almas se cruzaron hará treinta y cinco años, y algún aleteo de algún gorrión, fijó el destino asaz e improbable de encontrar un amigo, en un mar de almas unidas en la tropelía y el desatino, en el que sabe, se, que puedo confiar, como un hermano. 

Friday, June 29, 2012

Matar el hambre, solamente.

Es la hipocresia de la pequeñomediocreburguesiaargentina,
subida al estribo del camion de Moyano,
la que no perdona, la que ve como
"los negros" tienen esos "sueldazos",
la que ve como
"ese negro de Moyano",
"de que se queja",
es la propia presidente,
en su inmenso racismo,
nacido, criado, abrevado,
en las estribaciones de la cordillera ideologica de Tolosa,
en su intersección entre los abismos de Turdera
y los paramos de Almirante Brown,
y engordado y engrosado,
en las ventolinas sureñas,
blancas, arias, sajonas, celtiberas
y cualquier cosa
menos el broncíneo tenor de la antigüedad algo originaria,
algo invasora, algo negada.
Negada como la dignidad.
Negada como el disenso.
Matar el hambre, con lo justo.
A la mayoría inerme.
Matar el hambre,
matar la dignidad..

Wednesday, January 25, 2012

Prisioneros

Hemos de añorar la libertad
Aun embalsamada en sal
Lúgubre el grito
Ahogado
Suplicio de esclavos
Galeotes
Prisioneros
Ciegos y sin memoria
Ignotos y escurridizos
En la niebla de la tontería
Y la banalidad
Hemos de añorar la libertad
Pues, sombrio y sin rostro
Encapuchado,
a veces, en monacal habito
O uniformado
en extravagantes símbolos
De marcialidad
O enarbolando
Amenazantes dedos acusadores
Y articulando alambicados razonamientos
Portentoso en su poder
El miedo estraga la inteligencia