Tuesday, November 17, 2009
Mi Lapicera Harley
Ansioso, busqué en mis bolsillos, manoteando una y otra vez el vacio palpable que mi lapicera dejaba habitualmente en mi pecho, busqué en mi ajado portafolio y sentí el vértigo de la perdida irreparable, como si mis fantasmas, que despiertan, cada dia, cada momento y circunscriben su magia en tinta negra, en una cadencia rasposa y suave a la vez, lógica que fluye, un poco gris, un poco desteñida pero cómoda, con un perfecto peso y calce, arrullo del cielo, clamorosa obviedad, bella y acerada, demandante y agónica, las ideas y las palabras se derraman, vertiginosas, a la velocidad de la mano. Mi mano. El revoltijo de libros y escritos intuye la posibilidad de que estuviera alli, en algún pliegue de papel, alguna palabra de la que se enamoró, haciéndose invisible a la lógica, a la búsqueda. Arbitraria, asomó su brillo entre dos intrascendentes hojas sin una sola línea valiosa. Susurra la luvia su bendicion y cae en un suave sopor.
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