Hemos de añorar la libertad
Aun embalsamada en sal
Lúgubre el grito
Ahogado
Suplicio de esclavos
Galeotes
Prisioneros
Ciegos y sin memoria
Ignotos y escurridizos
En la niebla de la tontería
Y la banalidad
Hemos de añorar la libertad
Pues, sombrio y sin rostro
Encapuchado,
a veces, en monacal habito
O uniformado
en extravagantes símbolos
De marcialidad
O enarbolando
Amenazantes dedos acusadores
Y articulando alambicados razonamientos
Portentoso en su poder
El miedo estraga la inteligencia