Tuesday, June 21, 2016

IBAR IMAS IMENOS

La detención de Ibar Pérez Corradi era una cuestión de mero tiempo. La red de protección política y policial que se le tendió desde la administración anterior quedó desmantelada no hace mucho, sólo faltaba que le saquen unos dolares mas, al Ibar, los entenados de la AFI residual, los policías paraguayos, casi Minions, que se dieron cuenta tarde de que podían ordeñar esa vaca más asiduamente, y la sombra de la mutua protección con la que se le vendió impunidad, hace más de cuatro años, cuando el emblema de la corrupción judicial, el pretenso bailarín del bailando por un baile, chapoteando en las negras y malsanas profundidades del Juzgado Federal que desgració desde los 90, lo dejó inexplicablemente libre, desapareciendo en un plin! estrellado, cuando se lo requería desde las fraguas jurídicas de la fiscalía de Mercedes, cuyo esforzado Hefestos, un joven de nombre Juan Ignacio Bidone, al que mas de uno supuso, erróneamente, que la armadura le quedaba algo holgada, y que en el Juicio Oral demostró no sólo su valía sino su valentía e inteligencia. Todos sospechabamos de una inconcebible e invisible malla de proteccion politica, que envenenaba los pozos de la investigacion, instilando testigos falsos, peritos de impertérrita caradurez, y abogados de probada andadura en el barro de la desinformación, la maniobra y la opereta. Algunos, los que desandamos el arduo juicio oral en todas sus audiencias, sospechábamos que desde la instancia política más alta, tan alta como le permitió el insigne mostacho, la innegable historia y la impunidad del cargo, se manipulaba y se mandaba al muere a cuatro culpables, cuatro ciertamente culpables, pero no los únicos culpables. Esa estrategia, hábilmente jugada por los propios abogados de los acusados, que desplegaron las armas del absurdo, de la ridiculez y de la burda prevaricación, sólo buscaba que los dos pares de hermanos, ardieran en la hoguera de la condena, jurídica y social. Solo los dos pares de hermanos. Solo ellos. Una táctica que ese poder menguante pretende repetir en Baez y en López. La fantasmal presencia de Pérez Corradi, que aun en su ausencia imponía una presencia de poder, influencia y temor, indicaba que, efectivamente, los cuatro sacrificados, justamente inmolados, no se hallaban solos. La red de complicidades que se infería en los estamentos del Estado, se asomaba, impúdica, y perfectamente discernible, en los testimonios que se rindieron durante el juicio, por parte de algunos que debieron haber sido imputados de narcotráfico, por lo menos, y dejaban en evidencia que la mano directriz, la pesada mano que manipulaba no solo los hilos de la venta, sino los artilugios del andamiaje legal en los que se apoyaron para perfilar el mayor negocio narco de la historia argentina, no se encontraba sino en la dual persona del Ministro. Aquel Ministro que desgranaba sus acideces, ironías y burlas, siempre en detrimento de la verdad, un mentiroso increíble, patológico, persistente e irredento. E impune. No es sencillo decodificar una realidad que para mi es clara como el agua. Demasiadas mordazas y temores debieran caer. Es el momento.