El panorama es adusto, el vapor de los espejismos corona una colina abanicada por las palmeras silvestres, que se yerguen, serenas, en medio de farallones y rocas asediadas por el embate de las olas e impregnadas de salitre y luminosidad. En lo más alto, una tumba de un hombre santo musulmán, deslucida y pobre, como si el Salib que habitaba en ella hubiera perdido la fuerza de su barakha, sus muros se baten en ruina y ningún alma parece acordarse de ella.
Otras tumbas, mas populares y frecuentadas, ostentan los mitos de los que son objeto. Como en las demás religiones, el culto a los intercesores en el Islam no es desinteresada, los fieles solicitan favores y formulan votos, para obtenerlos, a fin de dejar constancia de ellos y, tal vez, de refrescar la memoria, los devotos cuelgan cintas y trapos y otras prendas similares en la tumba del Salib.
En el fondo, el Líbano era una increíble metáfora, adivinando poco a poco la silueta de su intrínseca mentira, se superponía una verdad a medias que nos confundía. Manotazos de historia, regados con sangre de mártir, de terrorista, de inocente, de todos los que por alguna razón se hundieron en el barro libanés.
Sobre el silencio asediado por el viento, comenzaba a resonar un rumor.
Desde los minaretes de las mezquitas de las aldehuelas vecinas se extendió un llamado sincrónico, tenia algo de irresistible, hipnotico y las gentes se reunieron en las plazas y una pequeña multitud comenzó a reptar hacia la colina.
La ceremonia, si es que se la podía llamar de ese modo, fue breve, sin embargo se quedaron alli todo el día, cantando, bailando, vendiendo, comprando y conspirando.
Era curioso, la observación de estas circunstancias hacían extremadamente feliz a C. que mezclaba su renovado embrutecimiento con ramalazos de aguda observación y goce de la realidad.
La guerra le surgía como una experiencia interior, como un grito o exclamación que entraba en armonía con la cacofonía circundante. Esa violenta irracionalidad parecía natural, sin embargo era ininteligible para el pensamiento racional, en el sentido de ser un vehiculo de elección, como un vehiculo desaforado de incontrolable e incontenible curso.
Tuesday, August 15, 2006
Friday, June 30, 2006
Malvinas Los suicidados de la sociedad
MALVINAS los suicidados de la sociedad.
En realidad, hay mucho de mitología retroalimentada, mucha fantasía, mucha historia agrandada hasta la inmensidad, mucha historia falsa entre mucha verdadera, pero mas que todo hay una necesidad inmensa de trascendencia. Vana aspiración de gloria negada, denegada por una sociedad vergonzante, que castigó a los veteranos transmitiéndoles el oprobio de la plaza aullante y el siniestro triunfalismo que obnubilo a una sociedad travestida. El silencio del desembarco, la humillación del amable trato ingles a nuestros soldados, niños sin motivación, oficiales confundidos por décadas de equivocar el enemigo situándolo en el propio pueblo.La mitología se alimento de los cadáveres de historias oídas al pasar. La mentira comenzó a surcar, sinuosa, los entresijos de los veteranos y los disfrazados. Hombretones en fajinas falsificadas en paraguay mangando sin tapujos ni vergüenza por los veteranos. Mentirosos que dañaron definitivamente al verdadero veterano. Muchos de estos comenzaron un proceso de hipermalvinizacion, fogoneado por el desinterés de la sociedad, que los ignoró, que los ninguneo, que no les otorgo la verdadera posición que merecían, es decir la de patriotas auténticos que fueron llamados a las armas y cumplieron estrictamente con su obligación. Y acá es donde a mi juicio se produce el quiebre definitivo, la imagen de si mismos de quienes combatieron en Malvinas se desdibujo, empezaron, muchos de los veteranos a creerse los mitos que ellos mismos contribuyeron a crear. Esta dicotomía insalvable entre la realidad de lo que sucedió allá y lo que muchos creen que sucedió, aun los que estuvieron allí, cimentó el paso subsiguiente, el de creer que jamás se volvió de Malvinas...el complejo de Rambo...con respeto lo digo, no el Rambo armado hasta los dientes, sino el que bien menciona mi amigo Mopso. El complejo de la guerra que nunca se acaba, realimentado por un grupo de veteranos muy frustrados e irrealizados, que prefiere verse en el papel de victima eterna mas que en el de héroe que retorna. Con todo respeto, la guerra no es una experiencia de la cual no se retorne nunca, lo digo por experiencia, no hablo gratis.La lucha personal que libran los excombatientes de Malvinas tiene mas que ver con el ninguneo que la sociedad les propina cada día de su vida, mas que con el otorgamiento o no de pensiones razonables. El mundo esta lleno de guerras, de soldados, de combatientes, de guerrilleros, de luchadores, ninguno tan traumatizado como el ex soldado promedio que estuvo en Malvinas. Porque? Porque se suicidan a un ritmo 14 veces superior al promedio argentino?. Esta información NO ESTA COMPROBADA CIENTIFICAMENTE. Aviso que creo igualmente que hubo una tasa de suicidios alta y una tasa de frustración y abandono aun mas alta. Creo que la explicación esta en un pliegue muuuuuuuuuuuy oscuro de nuestra historia. El soldado lucha por su compañero, por su pelotón, y recién ahí lucha por su país. Ese es un fenómeno absolutamente estudiado, comprobado a través de las guerras que se libraron en el siglo veinte y comprobado por mi en mi propia carne, mi propio pellejo.Los soldados de Malvinas no tuvieron tiempo de crear ese lazo irrompible que hace que un combatiente llame a otro "hermano" "Aji" "brothers in arms", ese lazo que hace que uno cargue a su compañero, que pesa 100 kilos, por largos kilómetros en el peor barro, bajo fuego, esquirlas, metralla, cañones y aviones volando bajo. Ese vínculo no se creo, no se solidifico, no hubo tiempo, no hubo intención tampoco, pues la concepción elitista y pedorra de nuestros paupérrimos oficiales tampoco lo permitía. La distancia, el estaqueo, los bailes, la diferencia, el maltrato, todo eso les infringían nuestros oficiales a quienes iban o se suponían que deberían dar la vida, en primer termino, por ellos!!!!!La derrota militar no fue indigna, fue inevitable. También fue inevitable que en cada ex combatiente se cristalice, final y tardíamente, la sensación de hermandad. Pero como dije, tardíamente. Por eso afloran sensaciones de desasosiego, porque esa entrega al compañero que debería haberse dado en combate, no se produjo en su debido tiempo. Por eso las preguntas: porque mi amigo y no yo....por eso el eterno retorno a un ilusorio combate recurrentemente perdido. Y en esa debilidad hace carne la idea autodestructiva. La desvalorización profunda que implica el suicidio es la idílica solución al dilema de la vacuidad de la derrota reiterada día a día, derrota en la vida y en la muerte. La ideación suicida también se copia, es un fenómeno conocido que el suicidio es contagioso, sobre todo en personas inmaduras como los adolescentes. La guerra de Malvinas supuso para muchos quedar "malvinizados" por siempre. Desenredarse de la guerra es madurar y muchos no lo logran, por múltiples causas, falta de apoyo familiar, falta de apoyo estatal y probablemente la causa mas importante: la mariconeada típicamente porteña y que se extendió a cada rincón de la argentina, merced a la globalización interna, de creerse el centro del mundo y que el mundo gira en torno a nuestras necesidades y nada mas. No hay dudas del sufrimiento de los combatientes, quienes faltos totalmente de motivación, de preparación y fundamentalmente faltos de teta materna de nutricia leche patriótica, fueron a morirse de frío, miedo y soledad al páramo Malvinense.La denegada gloria. El suelo patrio más frió que el de las Malvinas.El grito sagrado, ahogado por la vergüenza de la dictadura.El error irreparable del "General Majestuoso". Por dios!!La movilización ciega y la desmovilización aun mas ciega de una sociedad entera.El grotesco espectáculo de los falsos combatientes mendigando, indignos, una moneda. La sobreactuación del suicidio, como última tilinguería de la debilidad. (que se enoje el que quiera, me la banco).El maltrato estatal, el destrato del abandono. El melodrama interpretado por algún excombatiente que "lucha todos los días en Malvinas".El silencio de la sociedad. El silencio de todos. No creo que haya que encumbrarlos en el pedestal de los héroes, pues no todos lo son, sino al justo sitial del patriota que acudió al llamado de la patria, aun equivocada.
Thursday, June 22, 2006
Mi abuelo
El cortejo avanzaba lentamente, con pasos pequenos y medidos, como si quisieran demorar el instante cruel del adios ulterior. Los rostros reconcentrados y palidos de frio miraban el suelo, el sonido calido de la ropa frotada contra los cuerpos ateridos, me ensimisma en un sopor indolente.
Solo la letania del antiquisimo salmo que parece escucharse a traves de los siglos interrumpe el sordo aleteo del llanto contenido y derramado sin estridencias.
El dia es clarisimo y el aire pristino y helado se cuela con dificultad en los castigados pulmones de los encorvados caminantes, unas nubes de intenso blanco y gris cabalgan el cielo, cambiando de forma con velocidad sorprendente, sin embargo el aire quieto eleva el vapor de las respiraciones arremolinandolo frente a los rostros. El monticulo de tierra al costado de la fosa nos indica que es el lugar, los sonidos del llanto quedo y simple me invade subitamente.
Unas lapidas mas alla un nombre me desgarra sin remedio, el arbol que crece junto a la tumba silenciosa se mece sin viento aparente, solo entonces giro mi cabeza hacia la copa del arbol y sin darme cuenta un griterio de pajaros comienza a colarse por mi conciencia, haciendose cada vez mas real y presente, me pregunto si los demas los escuchan, sus caras permanecen inmutables, un temor frio me recorre el cuerpo y siento una sensacion de vacio que me acongoja, como si todo el peso del arbol de mi padre se cargara sobre mis hombros, sin embargo, los sonidos de los pajaros poco a poco adquieren presencia, distingo en lo alto un racimo de gorriones saltando de rama en rama, algunos rostros silenciosos giran hacia el sonido aun irreal, captando con intermitencias la presencia alada.
El olor de la tierra fresca, recien removida, me devuelve a la realidad amortajada.
Un grupo de hombres barbados elevan un bulto pequeno y alargado, me sorprendo al notar su brevedad. Con infinita dulzura es depositado en el fondo de la herida abierta en la tierra, el silencio de la tierra se convierte en un arrollador trinar desde lo alto del arbol de mi padre.
Los mas audaces elevaron su mirada sin titubeos.
La letania milenaria que se dejaba escuchar de cuando en cuando, se confundia ahora con la algarabia en lo alto del arbol.
El tiempo se transforma en un tiovivo de papel y ceniza, no transcurre. Con infinita lentitud, unas manos muy blancas toman una pala e hincan con un movimiento unico en la carne de la tierra junto al foso amurado de pesadas piedras y vuelcan su contenido amargo sobre la pequena humanidad que reposa.
Tres paladas y cambia de manos, una tremula hendidura en el monticulo toma una infima cantidad de tierra y la deposita, sin conviccion, sobre las energicas paladas anteriores.
El monticulo decrece y la herida recien abierta cicatriza en un resto apisonado y triste.
El griterio de lo alto decrece rapidamente, solo unos pocos trinos se empecinan en hacerse oir por sobre las palabras pronunciadas con infinito amor.
Un silencio solo roto por ocasionales sollozos se aduena del lugar.
Solo la letania del antiquisimo salmo que parece escucharse a traves de los siglos interrumpe el sordo aleteo del llanto contenido y derramado sin estridencias.
El dia es clarisimo y el aire pristino y helado se cuela con dificultad en los castigados pulmones de los encorvados caminantes, unas nubes de intenso blanco y gris cabalgan el cielo, cambiando de forma con velocidad sorprendente, sin embargo el aire quieto eleva el vapor de las respiraciones arremolinandolo frente a los rostros. El monticulo de tierra al costado de la fosa nos indica que es el lugar, los sonidos del llanto quedo y simple me invade subitamente.
Unas lapidas mas alla un nombre me desgarra sin remedio, el arbol que crece junto a la tumba silenciosa se mece sin viento aparente, solo entonces giro mi cabeza hacia la copa del arbol y sin darme cuenta un griterio de pajaros comienza a colarse por mi conciencia, haciendose cada vez mas real y presente, me pregunto si los demas los escuchan, sus caras permanecen inmutables, un temor frio me recorre el cuerpo y siento una sensacion de vacio que me acongoja, como si todo el peso del arbol de mi padre se cargara sobre mis hombros, sin embargo, los sonidos de los pajaros poco a poco adquieren presencia, distingo en lo alto un racimo de gorriones saltando de rama en rama, algunos rostros silenciosos giran hacia el sonido aun irreal, captando con intermitencias la presencia alada.
El olor de la tierra fresca, recien removida, me devuelve a la realidad amortajada.
Un grupo de hombres barbados elevan un bulto pequeno y alargado, me sorprendo al notar su brevedad. Con infinita dulzura es depositado en el fondo de la herida abierta en la tierra, el silencio de la tierra se convierte en un arrollador trinar desde lo alto del arbol de mi padre.
Los mas audaces elevaron su mirada sin titubeos.
La letania milenaria que se dejaba escuchar de cuando en cuando, se confundia ahora con la algarabia en lo alto del arbol.
El tiempo se transforma en un tiovivo de papel y ceniza, no transcurre. Con infinita lentitud, unas manos muy blancas toman una pala e hincan con un movimiento unico en la carne de la tierra junto al foso amurado de pesadas piedras y vuelcan su contenido amargo sobre la pequena humanidad que reposa.
Tres paladas y cambia de manos, una tremula hendidura en el monticulo toma una infima cantidad de tierra y la deposita, sin conviccion, sobre las energicas paladas anteriores.
El monticulo decrece y la herida recien abierta cicatriza en un resto apisonado y triste.
El griterio de lo alto decrece rapidamente, solo unos pocos trinos se empecinan en hacerse oir por sobre las palabras pronunciadas con infinito amor.
Un silencio solo roto por ocasionales sollozos se aduena del lugar.
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