Sunday, August 10, 2014

BROTE, REBROTE Y BRULOTE

Yo siempre me adelanto un poquito...de eso son testigos mis amigos, mis familiares..Si, suelo ver el mal un cachito antes...si tuviera la misma visión para los negocios seria millonario!....será que tengo los sentidos agudizados, será alguna patología subyacente, lo cierto es que suelo no equivocarme con los hijos de puta y con los procesos que parecen inanes y yo los percibo negativos y termino teniendo razón: Lo cierto es que vamos por una cornisa peligrosa, se percibe claramente un desborde de odio que recorre el espinazo del mundo. El mundo producía desbordes con regularidad, eran explosiones criminales que devolvían, raramente, el equilibrium mundi a un estado eutímico, o supuéstamente eutímico en el que todo volvía a ser como antes. La Shoá rompió esta dinámica de destrucción y renacimiento, pues introdujo un horror con el que la humanidad no contaba, un horror que en el último tiempo esta intentando reparar, y esto es que esos desbordes criminales SIEMPRE estaban basados en una concepción atípica de justicia divina, de restauración, de ciclo que debe cerrarse con destrucción y muerte del causante del desequilibrio, todo esto sucede en el imaginario popular, en la mitología o en la concepción histórica. Las sociedades no soportan la barbarie sin una justificación. Una matanza medieval de judíos, donde se masacraban miles de inocentes, siempre encontraba el justificativo, verdadero, falso, canónico, sinóptico, oscuro o apologético, cualquier elemento que humanice la masacre servia para el momento posterior. Ese momento en el cual la brutalidad en si queda en un segundo plano y surge una imagen, una imagen que debe ser distorsionada necesariamente para acomodar la percepción de la propia humanidad. Una imagen de satisfacción por la justicia restablecida. La Shoá cambió para siempre ese mecanismo regulatorio, estableció que la masacre, cualquier masacre, resulta repugnante en términos prácticos, ideológicos o militares. Aun cuando en el mundo se producen millones de muertos en estas masacres, en el plano dikelogico, se rechaza con fuerza. Sin embargo, el mundo no ha podido comprender que el nazismo sucedió, y que no respondía a la lógica atávica de locura organizada mediante la cual una sociedad recupera, barbaramente, su centro y rehace su visión histórica. El antisemitismo que hoy se desencadena brutalmente, no el físico, el de la pancarta y antorcha que deriva del publico islámico, ese no importa y nunca fue diferente, sino el que comienza a asomar sin pudor en redes sociales y en los medios, ese antisemitismo que declama, sin vergüenza, que Hitler tenia razón, que los alemanes tenían razón y que el mundo estaba equivocado, que el monstruo que mato a Jesús, que bebe la sangre de niños, envenena los pozos, financia guerras y destruye las economías del mundo, esta vivo, y son los judíos. No "El Judío", sino "Los Judíos", Esta es una sutil diferencia, pues el proceso de deshumanización que precedió al Holocausto, trató precisamente de converger en un tipo, en una imagen, toda la maldad concentrada que pudieron atribuir después de siglos de vitriólica predica demonizante, que fue sumada, en una dosis mortal, a la alergia a la modernidad que tenían los pangermanistas y sus apologistas, los románticos. El antisemitismo de hoy abreva en algunas de las mismas fuentes, la Pax del señor esta hoy reemplazada por la Pax a toda costa, sin reparar en gastos, costos ni si uno resulta vencido o muerto en el proceso de "pacificación", o si esa pacificación no esconde una verdadera capitulación a los extremadamente violentos, esos que con un rictus sardónico en la boca, observan como los "pacifistas", hacen su trabajo sucio. Gaza no es nada, es sólo un episodio horrible, los Palestinos usaran a sus muertos, como fue la intención desde un primer minuto. Israel, habrá ganado una batalla, pequeña, en la que cada gota de sangre derramada, la de nuestros soldados y las de las verdaderas victimas, los escudos que no pueden elegir, resultará un exceso que durará una pocas semanas, pero el absceso podrido que descubrió, ese que atraviesa la sociedad occidental y que madura desde el mismo instante en que se corrió el velo publico sobre Auschwitz, no va a resolverse fácilmente. No cuenta, en principio con la aquiescencia o la pasividad de un colectivo judío que se sentía culpable de "no pertenencia" como en la Alemania de los años 20 y 30 o el aquejado de miseria y atraso de la Polonia de los mismos años. Tampoco hay camisas pardas, y si alguien tuviera la peregrina idea de organizar un pogrom, no estaría respaldado en principio por el Estado, ningún Estado occidental, por lo menos, salvo quizás Venezuela que dirime su descomposición social de formas impredecibles, auspiciadas por un pajarito...Lo cierto es que el quiebre en las redes sociales, en los medios, en los correos de lectores, es tan profundo que debe alertarnos, y debe mover a la reflexión a nosotros, los judíos, y a quienes, no judíos, no se han dejado llevar por ese incipiente, pero muy siniestro, brote de maldad.