Wednesday, December 03, 2008
Tuesday, November 11, 2008
VACACIONES
La tragedia se gesto en algún rincón oscuro de la casa, tres mujeres, en completo secreto, se reunieron en un abierto aquelarre, planificando uno a uno los pasos que finalmente llevaron a mi actual desdicha. No asocie, al principio, las aviesas miradas entre ellas, los silencios cómplices y la súbita conversación interrumpida, con el asedio, la asombrosa y brusca presión sobre mi demudada psiquis, que sobrevendría irremediablemente.
El horror aconteció en alguna habitación llena de peluches, que con la mirada perdida, seguían el desenlace inevitable de tan macabra elucubración.
Yo no sabia muy bien a lo que me enfrentaba, ni tenia idea de que clase de contrahechizo tendría que ejercer para contrarrestar la intrincada emboscada que se me tendió desde la oscura alma femenina, que en un esfuerzo inhumano, junto tres poderosas voluntades para doblegarme y someterme al suplicio mas vergonzante.
El parapeto fue armado de libros, trastos viejos y una insuperable cantidad de inutilidades compradas en el último acceso de fiebre consumista que me acometió. Recuerdo esos momentos con tremenda angustia, el sudor frió surcándome la espalda, los dedos temblorosos presionando las teclas de mi noble amiga, con el sonido trastocado del rasposo roce de la pluma al grueso y noble papel al corto picoteo de un ave destruyendo la dura corteza buscando el gusano salvador. Pero las palabras yacían allí, frente a mí, vibrantes y cuando faltaban un latido hipnótico, una línea negra me instigaba a seguir y seguir.
La noche me encontró con el semblante muy pálido, junto a la ventana. El velador arrojaba una luz ambarina y enfermiza.
El resquicio en mi cordura se convirtió en una sinuosa grieta, desde donde brotaban, profusas imágenes de terror. La grieta se convirtió en ruptura, la ruptura en quiebre. Y es en ese aciago instante que el diabólico conjuro invocado por la avidez de las tres sobrehumanas criaturas que en perfecto disfraz se abrazan a mi, y lograron que la niebla se apoderara de mi voluntad.
Las vacaciones serán en Punta de Este…maldición, otra vez. Como fue que decidí esto? cuando? No recuerdo…solo una bruma en el centro de mi foco mental y la nada…
KASBAH
La sutil mañana se confunde sin remedio con el sol del mediodía, mezclando las voces de los niños con los gritos de los mercaderes milenarios que se apostan en las entradas de sus oscuros y atiborrados comercios, heredados de decenas de generaciones.
La kasbah bulle de actividad, desde el techo donde observamos el movimiento capto con mis binoculares los detalles de una operación comercial, mi curiosidad esta excitada al máximo, a veces olvido donde estoy y el motivo.
Las callejuelas apretadas se retuercen y se angostan sin orden aparente, solo se distinguen por el aroma que despide cada zona de comerciantes, los especieros, con sus cubiles repletos de bolsas de azafrán, tomillo, baharat y comino, todo mezclado en un fuerte aroma oriental, los panaderos, con sus bandejas de lata de pan caliente cubierto de sésamo.
En otra calle los herreros y artesanos del metal martillan al lado de sus primitivas fraguas...un mundo detenido entre los siglos se cierra sobre la Kasbah, miles de murmullos se confunden en una infernal batahola de mercaderes y artesanos y políticos desocupados.
Un buque ha salido del puerto. Avanza lentamente por las aguas quietas de la pequeña bahía, sus mástiles asomaron primero sobre los redondeados techos, luego el resto del casco por encima del viejo muelle de Sidon.
No hay tiempo, no hay día, ni noches, solo una sucesión de caóticas y violentas situaciones, de crisis en crisis, el sueno se distribuye irregular, por lo que estamos siempre agotados.
Los días se suceden, los meses, la interminable sensación de que es el fin, pero no, la violencia irracional es el leit motiv de los libaneses, y nosotros... la pregunta es mas bien un aguijón clavado en nuestra carne, indescifrable.
El camino de vuelta de la Kasbah hacia el pequeño fuerte es largo y el calor del levante comienza a sofocarnos bajo los uniformes y los pesados chalecos antibala.
Las casas derruidas se suceden, intercaladas en huertos de naranjos y nísperos cargados de frutos dulcísimos, contradicen la aparente pobreza.
Mis pasos seguros se tornan cautelosos, observo con cuidado cada matorral, en busca del indicio que me salvara o que me acabara...
Mis ojos cansados se detienen de cuando en cuando en alguna cara, su odio se refleja casi inconscientemente, el ceno fruncido, los ojos entrecerrados.
Termina uno por respirar un aire enrarecido, cargado de hostilidad, manifiesta y de la otra.
Otra vez sentía esa rara sensación, su mente cabalgaba por lejanos y densos bosques de ideas y sentimientos, su cuerpo, en cambio, seguía aquí, en el infierno, sudando y temiendo, tenso a la espera de la detonación, o el traidor puñal en una angosta callejuela de la kasbah.
Dos planos, dos personas, dos realidades, quizás muchas mas, y la certidumbre de saberse desubicado en todas ellas.
El ronroneo del motor del generador del puesto de vigilancia ya se escuchaba en la distancia. La torrecilla de vigilancia asomo en el codo del camino y tras informar por radio nuestra proximidad, nos introducimos en la franja de terreno arrasado que rodea al puesto.
En pocos minutos nos encontraremos en la relativa seguridad tras la empalizada de tierra.
El ritual del regreso comenzaba para mí.
El primer paso era despojarme de la parafernalia que llevaba encima, las cartucheras, las granadas, los cohetes, el chaleco, el casco.
Luego limpiaba minuciosamente mi arma, aunque no la hubiera usado. Calmaba mi ansiedad.
Por ultimo limpiaba mi cuerpo dolorido en la ducha improvisada con una lata agujereada por el fondo, y me tendía en el catre, entregándome a un corto y sobresaltado sueno, poblado de pesadillas.
Dos planos, dos personas, dos realidades, como si a través del tiempo me llegara una vasta herencia violenta, como si otro se solazara con mi desdicha.
El resto del día paso apático, entre rutinas y guardias, la noche equivoca se abrió paso y sin avisar se instaló, con su carga de peligro e inseguridad, en las desprevenidas calles.
Una oscuridad casi total, solo destrozada aquí y allá por pequeños puntos de débil luz.
Otra vez C. se encontró en medio de la kasbah, solo que la noche la transformaba totalmente, el lúgubre silencio, los pequeños comercios cerrados, las ratas chistando desinhibidas y defendiendo su reino, indignadas.
Amparándose en el silencio y la oscuridad, C. sintió como sus sentidos perdían entidad paulatinamente.
Se transformaban en esa maraña de incontenibles instintos, de ferocidad que lo invadía y le permitía sobrevivir en esa increíble violencia, superando día a día la locura.
No pocas veces se preguntaba el porque de su insólita presencia, su pasado porteño, su historia, todo estaba totalmente fuera de lugar, y así se sentía demasiado a menudo.
No temía desconcentrarse en pensamientos vanos, ya que tenia puesto el piloto automático, como si su cuerpo y su alma siguieran caminos distintos, alejados entre si, uno buceando en su interior, el otro buscando sobrevivir.
Se olvidaba de todo cuanto lo rodeaba y casi sin darse cuenta, de desprecio por su propia vida, el juego permanente con la idea de la muerte, con la certeza del kamikaze se lanzaba en una alocada búsqueda.
Una llovizna glacial comenzaba a caer, la noche cerrada se ilumino de repente con el resplandor de unas explosiones lejanas, casi confundiéndose con los truenos que retumbaban en el oeste.
La patrulla continuaba su trabajo, la llovizna se había convertido en un aguacero molesto, sucio, el lodo que se formaba cada vez que llovían dos gotas, se pegaba a las suelas de las botas.
Un café caliente los esperaba en el campamento, C. se había sentado junto a las hornallas, saboreando el liquido oscuro que, decían, era café, pero había fundadas sospechas de que se trataba de garbanzo tostado y molido. Rafi Saadon era el encargado de cocinar esa noche, su ascendencia oriental se reflejaba en el sabor picantísimo de la comida.
El eco lejano de las explosiones ceso de repente, alguien pregunto, involuntariamente, en voz alta:
- Que es eso?.
- Termino el asunto de Damur, los cristianos se están dejando de joder.- dijo Ioram, lentamente, y continuo comiendo la mezcla de berenjenas y cebolla que matizaba la mesa de esa noche.
El silencio que siguió a esa intervención era significativo, todos sabíamos que los cristianos eran lo mas parecido a nuestros aliados que podíamos encontrar en el Líbano, incluso los tratos cotidianos que teníamos con la Falange nos daban esa ilusión, Sidon, sabíamos, era la llave del sur del Líbano, y quien dominara Sidon dominaría el acceso a la zona de seguridad que Israel establecería dentro de algún tiempo.
De todas maneras, no nos importaba demasiado, sentíamos que esa era una guerra desquiciada, que solo cobraba vidas de nuestros compañeros. Las muertes que causábamos era como si no contaran, nos negábamos a dedicarles la mas minima reflexión, estoy seguro que enloqueceríamos si lo hiciéramos, C. de todos modos, jugueteaba en el limite.
Sunday, October 12, 2008
Te con Naana. Sidon 1983.
Decidió que era hora de hacer un pequeño paréntesis. Estaba profundamente cansado, lo sentía en cada hueso de su cuerpo, en cada músculo. El café sabía a mierda, el te era aceptable sólo si el azúcar superaba la proporción habitual por mas del doble. Lo único bueno era la sensación de calor descendiendo por la garganta e invadir, desde dentro y de a poco, los espacios vacíos. No era algo fácil hacerse un simple té, había que contar con cierta complicidad del cocinero, Tuvía, un hijo de inmigrantes marroquíes, siempre dispuesto al insulto fácil y a la mirada amenazadora, pero de una dulzura enorme e indestructible, sobre todo si estaba de buen humor.
La cocina siempre era un lugar improbable, con un orden militar pero con un desorden muy idiosincrático, parecía imposible que esa pequeña mesada de un metro y medio por sesenta centímetros, se prepararan alimentos para más de cien personas, tres veces por día. No, el mal humor crónico no era infundado.
Las abolladas ollas de aluminio se apilaban en los estantes de una enclenque estantería, y junto a ellas unos anónimos frascos de plástico, amarillos en su mayor parte, indistinguibles uno del otro, por lo menos para mi, que contenían los sagrados condimentos que constituían el sino de la cocina militar del Ejercito Israeli.
El invierno no había comenzado aun, sin embargo se observaban los signos sutiles de su inminencia, las hormigas acarreando frenéticamente lo que podían, las pequeñas nubes que se acumulaban en el Oeste. La neblina irrumpía en las noches, una filigrana deshojada que día a día engrosaba su curiosa lengua, cada día preanunciaba el enfriamiento inevitable. La tierra sedienta después de muchos meses del seco verano se bebe esa mezquina humedad, reverdeciendo alguna hebra de pasto y despertando las primeras semillas.
El té hervía en el cacharro abollado y manchado, Tuvía, que me miraba con inmensa conmiseración, pues sabia mi soledad, o la intuía con extraordinaria precisión, se levantó y me sirvió el liquido caliente con habilidad, dejándolo caer desde lo alto, haciendo una atractiva espuma y al mismo tiempo aireándolo, el azúcar me lo dejo a mi criterio. Eso si, unas ramitas de menta aparecieron de la nada y cayeron en el líquido humeante y espumoso y una reacción química increíble liberó los aceites esenciales de esas modestas hojas inundando el recinto del aroma del naana, menta verde y fresca. Por un brevísimo instante la esperanza retornaba, soslayando el infierno cotidiano de la guerra.
Wednesday, July 30, 2008
Internet, de chiquilin te miraba de afuera...
Los que estamos a caballo entre la “premodernidad” de los 50 al 70, la "modernidad" de los 80, y la "posmodernidad" de los 90, de alguna manera gozamos de mucho de la pastoralia pretecnologica, la época en que había que levantarse a cambiar a uno de los cuatro canales que se veían, y solo si tenias suerte captabas el 2...y al mismo tiempo pudimos subirnos al furgón de cola y disfrutar de las mieles de la hípercomunicación...o de la incomunicación...depende, casi casi como que pienso que si bien la charla, café o mate de por medio es absolutamente insustituible, el chat, el foro, el teléfono celular omnipresente, los mensajitos, el msn y cuanta forma de comunicación que vertiginosamente asoma casi todos los dias con alguna novedad que deja casi toda nuestra parafernalia, adquirida con verdadero esfuerzo, como utensillos de piedra en tiempos del bronce. Hacer un amigo, antes, era una cosa de piel, de noches compartidas, de infidencias dichas a la luz de neón de una vidriera de un negocito de barrio, cerrado hasta que despunta el nuevo día. Momento en que se elegía mojar la medialuna en el bar de la esquina o tratar de torrar algo hasta que el grito destemplado de la mamma, (inútil! levantate! que te pensas?? que soy la sirvienta?! anda a laburar, vago!) nos sacaba, lagañosos y existencialistas, a la calle de baldosas acanaladas, levantadas alrededor de los árboles, cuyas raíces se adentraban, todavía, en el subsuelo sano de la periferia.
Hacer un amigo hoy, suena raro, pero es mas facil. El teclado es avido, pide detalle, pide infidencia, pide verdad. Es mas fácil mostrar las miserias primero y la cara después. O nunca. Y sentir que se compartió todo con...quien?
Lo maravilloso de internet es que, a veces, ese "quien?" ha trascendido, en muchos casos, el nick, la impostura, la mascara y adquirió ribetes de amistades entrañables, basadas en la confianza y la complicidad.
Vuelve el café, el mate, vuelve el whisky, vuelve, cada tanto, para reafirmar que vivimos vidas similares, con nuestros aprietes, nuestras nanas y condicionamientos.
Los premodernos, jeje, han debido pasar de la estética del Rico Tipo, pero si no pasaban antes por El Eternauta...no pasaban por ningún lugar. Ese fue el eslabón que ligó a las generaciones. El salto cuántico que nos permitió sentarnos en esta magnifica olla pirula y mojar nuestros pinchos y morfar a gusto de la experiencia ajena.
Y hoy nos sentamos frente a nuestras computadoras, con las caras iluminadas por la luz inane de la pantalla, como miembros de una lejana tribu, frente al fuego nocturno prendido con enorme esfuerzo y mantenido encendido con enorme pasión, movidos por la urgencia ineluctable...ganar el cielo o perderlo, en una movida única, para vencer la soledad.
Sunday, June 29, 2008
El Miedo
El espectro evanescente del miedo, ubicuo, polimorfo, camaleónico, invadiendo cada mente megalómana de uno u otro bando. Dilema dialéctico que solo desencadena los peores espíritus, que presuponen el terror de mañana. Los sicópatas nunca pasan de moda, siempre ejercerán un hipnótico poder sobre los tibios, sobre los despechados, sobre los cobardes. Subliman al criminal en potencia, energizan al lábil y lo impulsan a la realización de la fantasía de destrucción del objeto frustrante.
Transfiguran, de alguna manera torcida y cruel, el defecto en virtud, solo con la secreta esperanza de insuflar sus vidas con algún significado. Cualquier significado.
Es el miedo la fuerza dominante en estos días, el miedo a perder los pequeños espacios de poder, poder entendido como la mera posibilidad de modificar, aunque no sea significativamente nuestro entorno. El miedo a perder las pertenencias, la pertenencia a un grupo o clase social, a perder el espacio cerrado, vallado y amurallado de los afectos. El miedo invade las expectativas, anula la iniciativa y encadena la imaginación. El miedo se pierde en conjeturas vacías acerca de las posibles perdidas. La perdida es la madre del miedo.
Los nuevos y paupérrimos iconos de la comunicación masiva son los movileros, seres que, movidos por un inmenso terror a “quedar afuera”, provocan la reacción indignada o temerosa de gente ansiosa de un instante de notoriedad en el medio de sus mediocres y tristes vidas.
Cada factor de poder explota el miedo como eternizador del status quo, el miedo disparador de mecanismos de dominación que los perversos asumen como actos complejos que sirven para mantener la jerarquía de dominio en el ámbito de su comunidad.
La ansiedad del despojo actúa como un intenso astringente sobre los anhelos de los jóvenes, que solo asisten a la propia e insignificada entrega de diplomas de la estupidez mediatizada. El miedo a la desposesion, en una juventud privada de anhelo profundo de cambios, solo seducida por la capacidad de ejercer poder a traves de la posesión de símbolos de riqueza. Cabria preguntarse que mecanismos profundos han cambiado en el lapso de veinte años como para que el paradigma de realización haya transferido su peso hacia la sola demostración de los símbolos. Quizas todo se trata de una regresión al estado prelogico en el que la sola exhibición de ferocidad alcanzaba para acreditar efectivamente ferocidad.
La cosa ha desplazado al objeto, la cosa en su sentido mas palpable y brilloso, la cosa como apropiable con ambas manos, la cosa como atesoramiento del ser. Sin la cosa no se es. Este mecanismo, consecuencia deseada o no deseada del terror a la perdida, ha desencadenado una serie de eventos de difícil mensura en cuanto a sus alcances, no solo por la profundidad en que esta impresa en el inconsciente colectivo, sino por la extensión en que se manifiesta. Y esto es en casi cada una de las manifestaciones de lo diario, de lo cotidiano. La preservación de lo “propio” adquiere proporciones míticas. La preservación del microentorno familiar adquiere complicados rituales que abrevan en el vinculo con lo telúrico y en patriarcal, pero trasladando el objeto al vinculo familiar. La sobrevaloracion del vinculo de familia, por encima del vinculo social, ha vinculado aun mas al sujeto con la cosa, porque la cosa es lo que ha logrado la familia, el padre, y esa cosa debe ser preservada de toda agresión, de todo ataque. El miedo a perderlo “todo”, motoriza conductas de aglutinamiento familiar que desmovilizan a una juventud otrora progresista y hoy profundamente reaccionaria.
Marx interpretaba que el proletariado era una fuerza profundamente revolucionaria porque “no tenia nada que perder”.
La desmotivación del joven como fuerza de cambio social, es consecuencia directa del miedo. El miedo es la fuerza mas poderosa que se ha instalado como motivador de conducta. Miedo instigado, además, por el propio mercadeo mediatico de venta de noticias. La venta del asedio, la venta del amurallamiento como conducta obligada, ha desatado fuerzas profundamente regresivas en el subconsciente colectivo. No se trata de estigmatizar a la clase media como “miedosa” de perder sus “cosas”, sino de una conducta que es abarcativa aun de las clases mas desposeídas. Esas mismas masas desposeídas, son “propietarias”, o aspiran a serlo y como tales se asumen guardianes celosos de su “cosa”. Esta puede estar compuesta por una pila de plásticos o botellas que a ojos menos entrenados pueden ser confundidas con lisa y llana basura, pero que constituyen un recurso susceptible de ser mensurable,y finalmente atesorable.
Es, en estos desposeídos, el terror a la perdida, mas paralizante que lo que uno supondría en personas que no tienen “mucho” para perder. La defensa de la pila de desperdicios que da sustento a esta clase es, por mucho, visceral y desprovista del elemento aglutinador mítico “familiar” que sustenta la defensa de lo propio por parte de la clase media.
La economía del miedo ha desarrollado industrias, no solo las vinculadas a la venta de una supuesta seguridad, sino un complejo entramado de tecnologías.
El terror es la manifestación colectiva del miedo, exasperada desde un grupo hacia otro. Esa forma de expresión del miedo no es la que nos preocupa en este escrito, porque excede lo personal y se instala en lo institucional. Disparando respuestas institucionales que lejos están de los mecanismos que apestilla el miedo a la perdida.
Es el miedo particular a la perdida, a la perdida personal el gran desmovilizador de la sociedad actual, motorizado desde la venta de modelos arquetipicos en los medios, a través de la publicidad, a través de las ficciones que recogen la imagineria popular en iconos “familieros”, hasta la aterrorizacion inducida desde el noticiero, que la propia realidad, consistente siempre en producir su propia e inalterable dosis de truculencia, se encarga de difundir hasta el hartazgo de la multiplicación infinita del eco multimedia.
Una sociedad amedrentada no es una sociedad libre. La cobardía social que aquilata la clase media acomodada argentina, evidencia un quietismo y mediocridad que solo puede conducir a una depleción del reservorio intelectual donde abrevaran las futuras camadas de lideres y profesionales.
Transfiguran, de alguna manera torcida y cruel, el defecto en virtud, solo con la secreta esperanza de insuflar sus vidas con algún significado. Cualquier significado.
Es el miedo la fuerza dominante en estos días, el miedo a perder los pequeños espacios de poder, poder entendido como la mera posibilidad de modificar, aunque no sea significativamente nuestro entorno. El miedo a perder las pertenencias, la pertenencia a un grupo o clase social, a perder el espacio cerrado, vallado y amurallado de los afectos. El miedo invade las expectativas, anula la iniciativa y encadena la imaginación. El miedo se pierde en conjeturas vacías acerca de las posibles perdidas. La perdida es la madre del miedo.
Los nuevos y paupérrimos iconos de la comunicación masiva son los movileros, seres que, movidos por un inmenso terror a “quedar afuera”, provocan la reacción indignada o temerosa de gente ansiosa de un instante de notoriedad en el medio de sus mediocres y tristes vidas.
Cada factor de poder explota el miedo como eternizador del status quo, el miedo disparador de mecanismos de dominación que los perversos asumen como actos complejos que sirven para mantener la jerarquía de dominio en el ámbito de su comunidad.
La ansiedad del despojo actúa como un intenso astringente sobre los anhelos de los jóvenes, que solo asisten a la propia e insignificada entrega de diplomas de la estupidez mediatizada. El miedo a la desposesion, en una juventud privada de anhelo profundo de cambios, solo seducida por la capacidad de ejercer poder a traves de la posesión de símbolos de riqueza. Cabria preguntarse que mecanismos profundos han cambiado en el lapso de veinte años como para que el paradigma de realización haya transferido su peso hacia la sola demostración de los símbolos. Quizas todo se trata de una regresión al estado prelogico en el que la sola exhibición de ferocidad alcanzaba para acreditar efectivamente ferocidad.
La cosa ha desplazado al objeto, la cosa en su sentido mas palpable y brilloso, la cosa como apropiable con ambas manos, la cosa como atesoramiento del ser. Sin la cosa no se es. Este mecanismo, consecuencia deseada o no deseada del terror a la perdida, ha desencadenado una serie de eventos de difícil mensura en cuanto a sus alcances, no solo por la profundidad en que esta impresa en el inconsciente colectivo, sino por la extensión en que se manifiesta. Y esto es en casi cada una de las manifestaciones de lo diario, de lo cotidiano. La preservación de lo “propio” adquiere proporciones míticas. La preservación del microentorno familiar adquiere complicados rituales que abrevan en el vinculo con lo telúrico y en patriarcal, pero trasladando el objeto al vinculo familiar. La sobrevaloracion del vinculo de familia, por encima del vinculo social, ha vinculado aun mas al sujeto con la cosa, porque la cosa es lo que ha logrado la familia, el padre, y esa cosa debe ser preservada de toda agresión, de todo ataque. El miedo a perderlo “todo”, motoriza conductas de aglutinamiento familiar que desmovilizan a una juventud otrora progresista y hoy profundamente reaccionaria.
Marx interpretaba que el proletariado era una fuerza profundamente revolucionaria porque “no tenia nada que perder”.
La desmotivación del joven como fuerza de cambio social, es consecuencia directa del miedo. El miedo es la fuerza mas poderosa que se ha instalado como motivador de conducta. Miedo instigado, además, por el propio mercadeo mediatico de venta de noticias. La venta del asedio, la venta del amurallamiento como conducta obligada, ha desatado fuerzas profundamente regresivas en el subconsciente colectivo. No se trata de estigmatizar a la clase media como “miedosa” de perder sus “cosas”, sino de una conducta que es abarcativa aun de las clases mas desposeídas. Esas mismas masas desposeídas, son “propietarias”, o aspiran a serlo y como tales se asumen guardianes celosos de su “cosa”. Esta puede estar compuesta por una pila de plásticos o botellas que a ojos menos entrenados pueden ser confundidas con lisa y llana basura, pero que constituyen un recurso susceptible de ser mensurable,y finalmente atesorable.
Es, en estos desposeídos, el terror a la perdida, mas paralizante que lo que uno supondría en personas que no tienen “mucho” para perder. La defensa de la pila de desperdicios que da sustento a esta clase es, por mucho, visceral y desprovista del elemento aglutinador mítico “familiar” que sustenta la defensa de lo propio por parte de la clase media.
La economía del miedo ha desarrollado industrias, no solo las vinculadas a la venta de una supuesta seguridad, sino un complejo entramado de tecnologías.
El terror es la manifestación colectiva del miedo, exasperada desde un grupo hacia otro. Esa forma de expresión del miedo no es la que nos preocupa en este escrito, porque excede lo personal y se instala en lo institucional. Disparando respuestas institucionales que lejos están de los mecanismos que apestilla el miedo a la perdida.
Es el miedo particular a la perdida, a la perdida personal el gran desmovilizador de la sociedad actual, motorizado desde la venta de modelos arquetipicos en los medios, a través de la publicidad, a través de las ficciones que recogen la imagineria popular en iconos “familieros”, hasta la aterrorizacion inducida desde el noticiero, que la propia realidad, consistente siempre en producir su propia e inalterable dosis de truculencia, se encarga de difundir hasta el hartazgo de la multiplicación infinita del eco multimedia.
Una sociedad amedrentada no es una sociedad libre. La cobardía social que aquilata la clase media acomodada argentina, evidencia un quietismo y mediocridad que solo puede conducir a una depleción del reservorio intelectual donde abrevaran las futuras camadas de lideres y profesionales.
Monday, June 23, 2008
La Perfeccion.
Pero, que es la perfección?, sino un momento etéreo, fugaz, una mirada al abismo y que el mismo no te la devuelva.
Que es la perfección?, sino ese marasmo de imperfecciones que digitan un armónico, pulsan la cuerda justa, presionan la tecla vital y en un sencillo acto de formidable fe, alguien lo firma, alguien lo afirma, hecha jirones la misérrima lógica que aun queda, después de prodigar su milagro de generosa dicha. Es la perfección la tarde desangrada, silenciosamente desandada. Es la perfección también regocijarse en la candorosa curva de una cadera reposada en su costado. Es la perfección el espacio dorado que nos separa. Es la perfección la suma de imperfecciones que necesariamente son.
La búsqueda de la perfección ciega la razón de muchos y la perfección existe solo tiranizando la realidad. Decapitada la certeza, pluralizada la mentira, inane la memoria, fracasa porfiadamente el andamiaje que cualquiera intente, porque finalmente la perfección...o la búsqueda vana de ella, como rieles expertos e infalibles nos empujan a no se sabe que parte.
Que es la perfección?, sino ese marasmo de imperfecciones que digitan un armónico, pulsan la cuerda justa, presionan la tecla vital y en un sencillo acto de formidable fe, alguien lo firma, alguien lo afirma, hecha jirones la misérrima lógica que aun queda, después de prodigar su milagro de generosa dicha. Es la perfección la tarde desangrada, silenciosamente desandada. Es la perfección también regocijarse en la candorosa curva de una cadera reposada en su costado. Es la perfección el espacio dorado que nos separa. Es la perfección la suma de imperfecciones que necesariamente son.
La búsqueda de la perfección ciega la razón de muchos y la perfección existe solo tiranizando la realidad. Decapitada la certeza, pluralizada la mentira, inane la memoria, fracasa porfiadamente el andamiaje que cualquiera intente, porque finalmente la perfección...o la búsqueda vana de ella, como rieles expertos e infalibles nos empujan a no se sabe que parte.
Friday, June 20, 2008
Niños en guerra
Niños de la guerra.
No sonríen.
A los sumo una mueca de placer
Virtuoso histrionismo
Final en la impostura
Ante la malhadada suerte.
Algunos están heridos,
Todos, hambrientos.
Sentados a horcajadas de la muerte
Metálica
Niños
Demolidos, limados, devastados
Solo poseen un pasado confuso
Que mejor no recordar
Y un futuro con el que no pueden contar.
Niños.
Aherrojados en la ferretería impuesta
Amordazados de supuesta adultez
Atenazados en el odio
Todos, en un sueño voraz
Que se devora cada mañana
Al resto del día
Que se devora en las noches
Aun la fantasía
Niños.
Tuesday, June 17, 2008
La cacerola de teflon de Copani.
El gran drama argentino o la visión del vacío, yo o la nada, el caos o la barbarie. Todos los gobiernos adolecieron de esa visión apocalíptica. En todos me molestaba, por supuesto.
Siempre es difícil juzgar una administración contemporánea, carecemos de perspectiva, y es mas difícil aun cuando parecería que no se pertenece a la misma escala humana. Uno podría ensañarse en la burda curiosidad de la anécdota biográfica de los K, y explicar ciertas obsesiones a la inversa, elevadas a la categoría de epopeya, cuando la realidad pedestre nos muestra un premeditado y barroco sendero de apropiación, de plata y de poder.
Es la misma culpa burguesa que muchos amigos exhiben como trofeos, cuando son estigmas. Cuando son heridas en la piel de la pertenencia. Y no se llevan con alguna honra, sino en la espesura de un fárrago de justificaciones que serian grotescas si no fueran tan compartidas, aun por uno mismo.
Es la misma culpa psicoanalizada que nos paraliza frente al progreso, frente a la movilidad social, pues es lugar común en nuestro lenguaje decir: de donde la habrá currado?.
Es la misma culpa voluptuosa, agónica, prototípica y finalmente eudaimónica, la que nos desgarra en pedazos, condenándonos al silencio de los domados. Porque eso es lo que la canción del teflon quiere decir, en el fondo.
Donde estabas? donde estaba el cantante? puede que cuidando a sus sobrinos, que su hermana martirizada, luchadora ella, de verdad, no de mentiritas como el, dejó.
Es la culpa, nuevamente la que habla, deshermanando y deshonrando la libertad. Y eso que la culpa y la libertad son hermanas de sangre. Sin culpa hay psicopatía, con psicopatía no hay libertad, entre otras cosas.
Y si de libertad hablamos, batir las cacerolas no es batir las puertas de los cuarteles. No es la misma gente, no es la misma realidad. Es mas, la realidad de hace treinta años o medio siglo no es la de hoy, cambiaron varias generaciones, se entremezclaron. Fijense en los apellidos de quienes encabezaron Montoneros, no condescienden a menos del patriciado mas rancio. Hoy serian atildados y deportivos gastadores de camisas rosadas de San Isidro, empleados en multinacionales o envarados y recomendadisimos empleados con sueldo, nada de meritorios, en los Juzgados Federales.
Toda esta sanata es para percutir sobre una rapsodia de complejidades que nos inhabilitan en el derecho mas elemental que todavía no sabemos como hacer valer: la libertad.
Y digo esto, pues la descalificación, el etiquetamiento y la cosificación de cualquiera que bata una cacerola, es hoy producto de un instintivo temor a la delaruizacion del poder. Fundado, quizás, en la experiencia sombría de la huida del aludido. Hoy se descalifica al que bate la cacerola, porque la cacerola fue la manifestación de la clase media despojada de su ahorro. NO fue la manifestación del deshauciado social, del excluido, del pauperizado. Ese fue el piquete.
Es la libertad, boludo.
La libertad de que??
La libertad de disentir, de cuestionar, aun desde la defensa del derecho mas personalísimo, mas privadísimo. No se trata de legitimar con el "permiso" solo a la protesta "social", porque finalmente y con solo una arbitraria operación lógica se corre el riesgo de tacharla de "sectorial"...solo se trataría de una cuestión de mero corte contable, algunos tienen mucho, otros nada, pero eso solo seria una cuestión de asientos contables...e intereses.
Algún marxista lo llamaría, muy adecuadamente "lucha de clases".
Pero solo un marxista. y conozco muy pocos auténticos, de verdad, en este planeta.
No cuestiono en este post las retenciones, sino cuestiono el arbitrario ejercicio represivo que es efectivamente la canción reaccionaria de Copani. No porque no piense que alguna relación con la realidad exista, sino porque no es toda la realidad. La unificación de todas las cacerolas en un enorme wok de teflon made in taiwan, es la satanización, la banalización de cualquier protesta que no provenga de determinado sector que monopoliza la justicia del reclamo.
Y eso, mis queridos amigos, es falta de libertad.
Siempre es difícil juzgar una administración contemporánea, carecemos de perspectiva, y es mas difícil aun cuando parecería que no se pertenece a la misma escala humana. Uno podría ensañarse en la burda curiosidad de la anécdota biográfica de los K, y explicar ciertas obsesiones a la inversa, elevadas a la categoría de epopeya, cuando la realidad pedestre nos muestra un premeditado y barroco sendero de apropiación, de plata y de poder.
Es la misma culpa burguesa que muchos amigos exhiben como trofeos, cuando son estigmas. Cuando son heridas en la piel de la pertenencia. Y no se llevan con alguna honra, sino en la espesura de un fárrago de justificaciones que serian grotescas si no fueran tan compartidas, aun por uno mismo.
Es la misma culpa psicoanalizada que nos paraliza frente al progreso, frente a la movilidad social, pues es lugar común en nuestro lenguaje decir: de donde la habrá currado?.
Es la misma culpa voluptuosa, agónica, prototípica y finalmente eudaimónica, la que nos desgarra en pedazos, condenándonos al silencio de los domados. Porque eso es lo que la canción del teflon quiere decir, en el fondo.
Donde estabas? donde estaba el cantante? puede que cuidando a sus sobrinos, que su hermana martirizada, luchadora ella, de verdad, no de mentiritas como el, dejó.
Es la culpa, nuevamente la que habla, deshermanando y deshonrando la libertad. Y eso que la culpa y la libertad son hermanas de sangre. Sin culpa hay psicopatía, con psicopatía no hay libertad, entre otras cosas.
Y si de libertad hablamos, batir las cacerolas no es batir las puertas de los cuarteles. No es la misma gente, no es la misma realidad. Es mas, la realidad de hace treinta años o medio siglo no es la de hoy, cambiaron varias generaciones, se entremezclaron. Fijense en los apellidos de quienes encabezaron Montoneros, no condescienden a menos del patriciado mas rancio. Hoy serian atildados y deportivos gastadores de camisas rosadas de San Isidro, empleados en multinacionales o envarados y recomendadisimos empleados con sueldo, nada de meritorios, en los Juzgados Federales.
Toda esta sanata es para percutir sobre una rapsodia de complejidades que nos inhabilitan en el derecho mas elemental que todavía no sabemos como hacer valer: la libertad.
Y digo esto, pues la descalificación, el etiquetamiento y la cosificación de cualquiera que bata una cacerola, es hoy producto de un instintivo temor a la delaruizacion del poder. Fundado, quizás, en la experiencia sombría de la huida del aludido. Hoy se descalifica al que bate la cacerola, porque la cacerola fue la manifestación de la clase media despojada de su ahorro. NO fue la manifestación del deshauciado social, del excluido, del pauperizado. Ese fue el piquete.
Es la libertad, boludo.
La libertad de que??
La libertad de disentir, de cuestionar, aun desde la defensa del derecho mas personalísimo, mas privadísimo. No se trata de legitimar con el "permiso" solo a la protesta "social", porque finalmente y con solo una arbitraria operación lógica se corre el riesgo de tacharla de "sectorial"...solo se trataría de una cuestión de mero corte contable, algunos tienen mucho, otros nada, pero eso solo seria una cuestión de asientos contables...e intereses.
Algún marxista lo llamaría, muy adecuadamente "lucha de clases".
Pero solo un marxista. y conozco muy pocos auténticos, de verdad, en este planeta.
No cuestiono en este post las retenciones, sino cuestiono el arbitrario ejercicio represivo que es efectivamente la canción reaccionaria de Copani. No porque no piense que alguna relación con la realidad exista, sino porque no es toda la realidad. La unificación de todas las cacerolas en un enorme wok de teflon made in taiwan, es la satanización, la banalización de cualquier protesta que no provenga de determinado sector que monopoliza la justicia del reclamo.
Y eso, mis queridos amigos, es falta de libertad.
Tuesday, June 10, 2008
Sobre la guerra
Muchos saben que yo, efectivamente fui soldado en Israel, que participé en guerras y operaciones, hace ya un tiempito, desde luego, muchos saben, que además de una postura militantemente sionista, mantengo un respeto sagrado por la autodeterminación de los pueblos, por la lucha incluso armada por la libertad. No descalifico la lucha palestina porque da la casualidad de que yo estoy exactamente del otro lado. No soy ciego, no soy ignorante, no mantengo posiciones maniqueistas o sesgadas de la realidad, por lo menos hasta lo que me da mi lógica o mi capacidad de raciocinio.
Muchos amigos a quienes conozco, a quienes respeto, quienes me inspiran un enorme cariño, por su inteligencia y humanidad, expresan un sentir primario, un sentir visceral, legítimo frente a la violencia deshumanizada, ciega y sorda a cualquier morigeración que se intente.
Israel y los Judios, por mas que se intente separar la suerte de unos y otros, estan luchando hoy por la esencia misma de su existencia, por la supervivencia lisa y llana sobre la faz de la tierra. Han sido muchos los intentos de exterminio, desde la romanización de la rebelde Judea, expulsando o exterminando a su población Judia y reduciendola a una mínima expresion, siguiendo por las persecuciones Alejandrinas del siglo 2 y 3, el visceral singular odio de los hispano-godos, liquidado, valga la paradoja, por el Islam que en su mejor expresión, se instaló en la peninsula ibérica, marcando una etapa de ocho siglos de esplendor, convivencia y armonía relativa entre las tres religiones. (es complejo, pero esa version del Islam no prendió en el Califato de Bagdad, sinteticamente: estaba demasiado impregnado del racionalismo helénico, occidental, laico si se quiere). Es obvio que las dos vertientes del Islam que sobrevivieron fueron las mas extremas, dando pábulo al Islamo-fascismo que hoy campea en el mundo islámico.
Sigue la inquisición, las persecuciones de los Cosacos, los pogroms, el holocausto...
La Shoá.
Y el que intente, por mas buena voluntad que ponga, comparar el exterminio sistemático, científico, ordenado, prolijo e incluso anotado, de muchos millones de personas, sólo por el hecho de ser judios, homosexuales, gitanos o eslavos (si estos no tenían aptitud física para ser esclavos), con el fragor de la batalla legítima de los palestinos por tener su propio estado...en el exacto lugar que esta el Estado de Israel, ojo, no los territorios ocupados, sino el reconocido internacionalmente por la ONU, una de dos, o esta impregnado de un antisemitismo feroz, aunque el no lo sepa, o no lo reconozca, o directamente ignora las reglas de la lógica.
Aquel que ciegamente acusa al Estado Judio de ser una base del imperialismo norteamericano en el medio oriente, compra el popular antisemitismo de izquierdas, digo popular, porque es correcto politicamente, porque se puede, sin culpas, ser antiisraeli, pues es cómodo, es incluso fácil, pues la victimización del pueblo palestino ha sido su principal arma para comprar la voluntad de millones de occidentales autófagos.
En este punto me gustaría aclarar algo: HIZBOLLA NO ES PALESTINA, HIZBOLLA ES IRAN.
Por favor, amigos, no confundan las cosas, Israel no ocupa ni un milimetro de tierra libanesa, hay un límite fijado y reconocido por ambas naciones, que esta facción armada, guerrillera y motivada por una version torcida, jodida e imperialista del Islam, que se apoya en oscuras interpretaciones de los Imames que hace mil anos, se constituyeron en secta, traducción exacta de la palabra "Shia". Shiat Ali, la secta de Ali. Mística, irracional y ferozmente intolerante, opuesta al sunismo (Sunna=tradicion), ascética, es cierto, pero intolerante y ciegamente creyente en la venida del "mahdi" el mesias Islamico Shii. (Ahmadineyad, el presidente de Iran, cree que el posiblemente sea el "mahdi"...leer informes de inteligencia que confirman esa cuestión)
El mahdi logrará el triunfo final del Islam sobre TODO EL MUNDO, TODO...por medio de una catástrofe divina. El fin de los tiempos en su version Islámica.
Esto por el lado Shii, por el lado Sunni, tenemos al Wahabismo...mismo objetivo, distinto camino para lograrlo.
Aquel que no vea que ésta es la batalla que está librando occidente por su supervivencia como sociedad libre, democrática, laica, esta dando paso a las dictaduras Islamofascistas como la de Iran, y en cualquier lugar donde se aplica la Sharia, la ley Coránica...
Las izquierdas, los "bienpensantes", los verdes, cualquiera que integre el arco llamado "progresista", se enamora, tal como se enamoro de Stalin en su momento, de dictadores impresentables. Ya no laicos como el inefable Fidel, sino de bestias como Saddam o Asad, y mira para otro lado en Darfur, que les recuerdo es el Estado de Sudan que liquido ya a 200.000 DOSCIENTOS MIL, DOSCIENTOS MIL, DOSCIENTOS MIL... CRISTIANOS negros del Darfur, a manos de los Janjaweed...los jinetes del viento, musulmanes furiosos que buscan la unidad religiosa del Sudan...
Catastrofe humanitaria...si...tardaron 200.000 muertos en darse cuenta y mirar, pero la negritud de la víctima lo hace menos víctima, como la judeidad del judio lo hace menos víctima.
Los muertos judios por las Katiushas, por las bombas humanas, por los atentados, suman cientos o miles, sin embargo no registran peso en la balanza. Total...son judios, deicidas, miserables, amarretes, explotadores, matadores de ninos para morfarselos en la pascua, son los dueños del mundo, son los creadores del marxismo, del capitalismo, ya que estamos del psicoanálisis y de todo lo malo que nos pasa...
Faraon no pudo.
Alejandro no pudo.
Tito no pudo.
Clovis no pudo.
Godofredo de Bouillon no pudo.
Pedro el grande no pudo.
Los cosacos no pudieron.
Hitler no pudo.
Los alemanes no pudieron.
Stalin no pudo.
Los Arabes de seis paises apoyados por la superpotencia URSS no pudieron, en cuatro oportunidades, no pudieron.
No van a poder ahora tampoco, estamos resueltos a no ir esta vez como corderos al matadero. Nos paso una vez.
NUNCA MAS.
Saturday, June 07, 2008
Cromañon y la nada.
Quien no se hace cargo ni siquiera un poco, por mas que haya tenido razón en alguna que otra cosa, como que el publico tuvo muchísima responsabilidad en la tragedia, no merece comentario alguno...
Chaban es responsable del delito de estupidez. Estrago doloso...mmmm no se...pero estupidez, le desborda por las orejas...
La cultura(?) chabona tiene otro porcentaje de responsabilidad, no menor...
la policía coimera, los bomberos inútiles...los inspectores municipales corruptos...los empresarios vampiros del Rock, que pretenden sacarle la guita que pueden a los pelotudos de la cultura del "aguante", un desquicio que hasta ahora ya ha cobrado demasiadas víctimas...
Y lo principal: el temor de las autoridades a imponer un cacho de orden sin temor a ser llamados autoritarios.
Ortega y Gasset explicaba parte de los males de la sociedad actual en el llamado poder de las masas, Wright Mills lo sacudió indicando que justamente ese fenómeno era todo lo contrario, la entronización de las elites encaramadas sobre las masas.
Adorno, explicaba que achacar a las capas sociales mas bajas la culpabilidad de los males sociales en conjunción con la emancipación democrática es un error, y resulta exactamente todo lo contrario, no son los oprimidos los que obran la estupidización, sino la óla que los estupidiza.
Todo esto para decir una perogrullada: la culpa la tiene el chancho y el que le da de comer.
Que un grupo de dudosisimo talento convocara a la masa de adherentes bajo el lema del "aguante", estimulando el ritual soterrado de cuño neofascista de las bengalas, haciendo alarde de rebeldía y lumpenización, solo nos habla del conflicto que comenzaba a gestarse en el vientre de la sociedad desplazada, desclasada, pero, valga el juego de palabras, no descalzada, porque siempre había un mango mas para robarles.
La adoración romántica del lema vernáculo del "aguante", impuesta desde la exclusión, solo perpetua la alienación propia de la masa, la deshumaniza y la convierte en objeto, y desencaja la conciencia del ser real.
Esta exclusión es funcional a la elitización de las sociedades, FIJENSE QUE LA CULTURA DEL AGUANTE ESTA INTIMAMENTE LIGADA A LA CULTURA DEL "QUE SE VAYAN TODOS"...esa ilusión de quienes, cual mistagogos itinerantes, intentaron despolitizar a la sociedad argentina, con el solo objeto, de oculta factura fascista, de erigirse en conductores y guias de descarriados. Hace treinta años un grupete de salames, que fueron enviados al matadero por lideres que hoy disfrutan las mieles del poder o disfrutan del dorado y rico exilio mentiroso, se creyó esa falacia.
Cromañon es producto de la indigencia intelectual y la falta de respuestas que una sociedad que se moviliza con giladas y deja lo importante, como la realización de sus jóvenes,a la soberana bartola que implica la absoluta deserción del estado en ese importante rubro. Quien pretenda que yo diga que eso es producto de la "década infame", tenga en cuenta que el calendario tiene una virtud, la inevitabilidad. Siete años pasaron, tiempo mas que suficiente para articular minimamente una política de estado, una redirección de ciertas lineas, un intento aunque sea limitado de mejorar...pero no...tenemos que comernos al pingüino Neki, con ricas fetas de sushi de merluza adobada con cocaína, o marroquinería que el Viento del Sur lleva casualmente llena de beatíficos polvos blancos a las playas de la madre patria. Y Cromañon?...bien gracias, es la hoguera de vanidades donde se quemaron 194 vidas y como sociedad no aprendimos nada.
Chaban es responsable del delito de estupidez. Estrago doloso...mmmm no se...pero estupidez, le desborda por las orejas...
La cultura(?) chabona tiene otro porcentaje de responsabilidad, no menor...
la policía coimera, los bomberos inútiles...los inspectores municipales corruptos...los empresarios vampiros del Rock, que pretenden sacarle la guita que pueden a los pelotudos de la cultura del "aguante", un desquicio que hasta ahora ya ha cobrado demasiadas víctimas...
Y lo principal: el temor de las autoridades a imponer un cacho de orden sin temor a ser llamados autoritarios.
Ortega y Gasset explicaba parte de los males de la sociedad actual en el llamado poder de las masas, Wright Mills lo sacudió indicando que justamente ese fenómeno era todo lo contrario, la entronización de las elites encaramadas sobre las masas.
Adorno, explicaba que achacar a las capas sociales mas bajas la culpabilidad de los males sociales en conjunción con la emancipación democrática es un error, y resulta exactamente todo lo contrario, no son los oprimidos los que obran la estupidización, sino la óla que los estupidiza.
Todo esto para decir una perogrullada: la culpa la tiene el chancho y el que le da de comer.
Que un grupo de dudosisimo talento convocara a la masa de adherentes bajo el lema del "aguante", estimulando el ritual soterrado de cuño neofascista de las bengalas, haciendo alarde de rebeldía y lumpenización, solo nos habla del conflicto que comenzaba a gestarse en el vientre de la sociedad desplazada, desclasada, pero, valga el juego de palabras, no descalzada, porque siempre había un mango mas para robarles.
La adoración romántica del lema vernáculo del "aguante", impuesta desde la exclusión, solo perpetua la alienación propia de la masa, la deshumaniza y la convierte en objeto, y desencaja la conciencia del ser real.
Esta exclusión es funcional a la elitización de las sociedades, FIJENSE QUE LA CULTURA DEL AGUANTE ESTA INTIMAMENTE LIGADA A LA CULTURA DEL "QUE SE VAYAN TODOS"...esa ilusión de quienes, cual mistagogos itinerantes, intentaron despolitizar a la sociedad argentina, con el solo objeto, de oculta factura fascista, de erigirse en conductores y guias de descarriados. Hace treinta años un grupete de salames, que fueron enviados al matadero por lideres que hoy disfrutan las mieles del poder o disfrutan del dorado y rico exilio mentiroso, se creyó esa falacia.
Cromañon es producto de la indigencia intelectual y la falta de respuestas que una sociedad que se moviliza con giladas y deja lo importante, como la realización de sus jóvenes,a la soberana bartola que implica la absoluta deserción del estado en ese importante rubro. Quien pretenda que yo diga que eso es producto de la "década infame", tenga en cuenta que el calendario tiene una virtud, la inevitabilidad. Siete años pasaron, tiempo mas que suficiente para articular minimamente una política de estado, una redirección de ciertas lineas, un intento aunque sea limitado de mejorar...pero no...tenemos que comernos al pingüino Neki, con ricas fetas de sushi de merluza adobada con cocaína, o marroquinería que el Viento del Sur lleva casualmente llena de beatíficos polvos blancos a las playas de la madre patria. Y Cromañon?...bien gracias, es la hoguera de vanidades donde se quemaron 194 vidas y como sociedad no aprendimos nada.
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